Por Owen Jones
http://www.eldiario.es/theguardian/antisemitismo-veneno-izquierda-debe-luchar_0_494851435.html
El antisemitismo es una amenaza real. No es solo el rechazo
dominante de los primitivos neonazis; es una arcaica enfermedad que se
propaga también por los círculos progresistas. Habrá mucha gente que lea
esto y piense, "¿pero qué pasa con Israel?". Lo sé porque cada vez que
tuiteo sobre antisemitismo, alguien me contesta con unos argumentos que
siguen esa línea. Siento sonar demasiado fariseo, pero si fuiste tú,
entonces eres parte del problema.
Como fiel defensor
de los derechos de Palestina, creo que es posible hablar de los
prejuicios y el odio hacia la comunidad judía sin necesidad de recurrir a
los actos del gobierno israelí. En el mejor de los casos, es una
demonización de la víctima (parece que la gente está obligada a
despreciar al pueblo judío por las decisiones de un país extranjero);
pero, de todos modos, es perverso
El tema del antisemitismo viene a colación de las
revelaciones sobre una representante del partido Laborista. Allá por
2014, Vicky Kirby era candidata parlamentaria por los laboristas en el
bastión conservador de Woking. Tiempo después, fue cesada del partido
cuando salieron a la luz una serie de tuits en los que escribió que los
judíos tenían "narices grandes" e identificaba a Aldolf Hitler como un
"dios sionista". Ese mismo año, los laboristas levantaron su suspensión y
le dieron un toque de atención. Kirby ha ocupado desde entonces la
vicepresidencia del partido en su ciudad.
Para los
que sientan la necesidad de culpar a Jeremy Corbyn, conviene indicar que
la suspensión y su posterior anulación tuvieron lugar durante el
antiguo mandato. Si la delegada publicó tuits antisemitas,
necesitamos una explicación de por qué no fue expulsada del partido
después de las investigaciones. No corresponde al líder de la formación
decidir quién permanece en sus filas, por supuesto, y ahora el comité
nacional del partido Laborista ha vuelto a suspender a Kirby. Pero si es
culpable, esperemos que en esta ocasión no sea readmitida como en
2014.
Como fiel defensor de los derechos de Palestina, creo que es posible hablar de los prejuicios y el odio hacia la comunidad judía sin necesidad de recurrir a los actos que pueda cometer el gobierno israelí
Sin embargo hay algunas cosas que los laboristas, como
partido, deberían hacer. Lo primero es cambiar las normas para que
ninguna persona que sea culpable de antisemitismo -o cualquier otra
forma de racismo- continúe perteneciendo a la formación. La readmisión
de esos miembros solo debería ocurrir cuando puedan demostrar que han
recapacitado.
Lo segundo es que establezcan dos
comisiones: una para combatir el antisemitismo y otra la islamofobia,
dirigidas respectivamente por un judío y un musulmán. Ambas formas de
intolerancia están a la orden del día en Reino Unido, y las dos existen
dentro del marco progresista y en la estructura del partido Laborista.
Las comisiones podrían publicar una lista de recomendaciones, tanto para
combatir el fanatismo en el partido como en el conjunto de la sociedad.
La mentalidad progresista tiene el deber de tomarse en serio el
antisemitismo. No menospreciaríamos cualquier otra forma de intolerancia
ni desviaríamos la atención sobre ella. Resulta compatible oponerse al
antisemitismo por un lado, y por el otro rechazar las políticas del
gobierno de Israel y apoyar el derecho a la autodeterminación de
Palestina. Ambos asuntos deben ser tratados de manera independiente: el
debate sobre el antisemitismo no puede tomarse como punto de partida
para hablar de Israel.
Es absolutamente inaceptable que los judíos
se sientan incómodos en el partido Laborista, o en todo Reino Unido. La
izquierda debería pronunciarse aún más alto sobre el antisemitismo como
un acto de solidaridad con los judíos británicos. Después de todo, o el
socialismo nace de la emancipación de la humanidad de todas las formas
de opresión, o no existe.
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