"Ás catro da mañá, nunca se sabe se é demasiado tarde, ou demasiado cedo". Woody Allen







sábado, 27 de octubre de 2012

Un continente de negrura...




Por Antonio Muñoz Molina*

'Continente salvaje', de Keith Lowe, comeza xusto onde semella que remata a desolación de moitos outros libros de historia aos que estamos afeitos.

Viajando ahora por Europa cuesta imaginar que aquí estuvo el corazón de las tinieblas; viajando en tren sobre todo, en esos trenes veloces y civilizados en los que es tan grato dejarse llevar, mirando por la ventanilla, leyendo o escuchando música con la cabeza recostada en un buen asiento. Por esos paisajes verdes europeos no es raro que al viajero español le ronde una melancolía noventayochista, pensando comparativamente en nuestros secanos, en nuestros roquedales ásperos, acordándose de nuestros pueblos desfigurados por la especulación al ver en el horizonte la aguja de una iglesia levantándose como un lápiz muy afilado sobre un grupo de tejados rojizos. En los campos de Holanda, en los de Dinamarca, las vacas miran pasar el tren con una calma de rentistas entre aburridos y solemnes.

De pronto hay un pormenor que despierta recuerdos, imágenes alarmantes: un prado cubierto hasta el horizonte por una cuadrícula de cruces blancas, las hileras abriéndose y cerrándose a la velocidad del tren; un nombre repetido en los andenes de una estación. Hace unos días, anocheciendo, en un tren que poco antes había dejado atrás la estación de Figueras, distinguí un nombre en un andén poco iluminado: PORT-BOU. En la grisura de la llovizna y la noche cercana pensé inevitablemente en Walter Benjamin cuando leyera ese mismo nombre, en el que estuvo tan brevemente cifrada la esperanza de salvarse, y luego fue como el sello estampado en su destino final, en su determinación de suicida (pero quizás él vio todo eso en un día de sol: la realidad, a diferencia de la literatura, no se cuida de la concordancia entre la meteorología y los infortunios humanos).

Y con la sombra de Walter Benjamin vinieron las de la muchedumbre de los fugitivos españoles, las sombras en blanco y negro de soldados vencidos y de gente común huyendo de los vencedores. En Perpignan, en una rotonda de tráfico, en los carteles con flechas de dirección, resaltaba otro nombre: ARGELÈS. Las personas envejecen y mueren, las cosas se olvidan; quedan los nombres como fragmentos fósiles en los que sólo reparará de vez en cuando la mirada de un paleontólogo.

El año pasado, en un viaje por Alemania, vi acercarse las torres y los edificios de una ciudad sin saber cuál podía ser y el letrero de la estación me provocó un estremecimiento: NURENBERG. Era una estación normal, neutra, casi deshabitada en una mañana de domingo de principios de otoño. El tren se detuvo y algunos viajeros bajaron de él, y subieron otros, personas normales moviéndose con aire habitual por los lugares de siempre. La ciudad que ellas ven es la del presente, la de sus propias vidas: para mí, que sólo la he visto una sola vez desde un tren, la ciudad era toda ella la resonancia de su nombre, la de las grandes concentraciones hitlerianas, la de las leyes raciales y los juicios de Núremberg.

Quizás vi de lejos esa mañana las dos torres de una catedral que se ven por encima de las ruinas en la portada de un libro reciente, Continente salvaje, de Keith Lowe, publicado en España por Galaxia Gutenberg, traducido por Irene Cifuentes. Iba leyéndolo sin respiro ni alivio hace unos días en ese viaje al sur de Francia. Es un libro todavía más desolador porque empieza justo donde parece que termina la desolación de muchos otros libros de historia a los que estamos acostumbrados. Leemos sobre la II Guerra Mundial y satisfacemos de manera inconsciente, muy alentados por las películas, la necesidad de un final feliz: la guerra en Europa fue espantosa, pero terminó nítidamente con el suicidio de Hitler en los sótanos de la Cancillería y con la rendición de Alemania; y los testimonios sobre los campos de exterminio acaban muchas veces con la llegada de los soldados soviéticos o americanos que los liberan, y que empiezan la tarea de cuidar a los supervivientes, de castigar a los culpables y de dar a conocer al mundo la escala del crimen.

De lo que viene después tenemos una idea muy vaga. De algún modo la gente limpia los cascotes de las ruinas, como en el poema de Szymborska, y al cabo de unos años el blanco y negro ha pasado al color, y Europa ha empezado a ser próspera y a estar unida. En vez de columnas de carros de combate lo que circula a principios de verano por las antiguas carreteras convertidas en autopistas son caravanas de turistas.

Keith Lowe se ha empeñado en recapitular lo que nadie recuerda, lo que quizás esté más allá de las facultades de nuestra imaginación contemporánea: lo que sucedió en Europa entre 1945 y 1949. En primer lugar, la escala de la destrucción. Europa es un continente entero en ruinas en el que durante los últimos años han muerto casi cuarenta millones de personas. Europa es un territorio inmenso en el que no rige ninguna ley ni existen gobiernos ni escuelas ni policías que mantengan el orden, ni carreteras practicables, ni líneas regulares de trenes, ni sistemas de abastecimiento, una Somalia espectral por la que vagan millones de desplazados a los que nadie quiere en ninguna parte y en la que los odios que desataron o alimentaron la guerra parecen más fuertes que nunca.

En el verano de 1945, en Berlín, hay unos cincuenta mil niños perdidos que se agrupan como manadas entre las ruinas para defenderse y sobrevivir. Los pocos judíos que han sobrevivido y vuelven a sus lugares de origen encuentran no la bienvenida sino el agrio rechazo de los mismos vecinos que ya se habían apoderado de sus bienes. En los países del centro y del este el despotismo nazi va dejando paso aceleradamente a las purgas metódicas de los nuevos amos soviéticos. En Grecia se mantiene durante años una guerra civil todavía más sanguinaria que la ocupación alemana, y los británicos y los americanos que apoyan a los monárquicos de derechas contra los comunistas no hacen nada por contener la crueldad extrema de sus protegidos. La justicia es mucho menos frecuente que la venganza, y los antiguos colaboradores de los nazis, y los muchos antiguos nazis también, son tratados pronto con mucha más consideración que algunos de los resistentes que se jugaron las vidas. Millones de personas de origen alemán son expulsadas de un día para otro sin ningún miramiento de Checoslovaquia y de Polonia: la furia nacionalista de unos y otros ha logrado destruir para siempre aquella hermosa diversidad en la que se fraguó lo mejor del corazón de Europa.

De esos espantos venimos. Conocerlos nos permite valorar mejor lo que se pudo lograr después del desastre, cuando unos cuantos europeos tomaron, en palabras de Borges, la extraña decisión de ser razonables, y empezaron a construir sobre las ruinas lo que hasta ayer mismo parecía firme, incluso rutinario, y hoy está en peligro. Debajo de nuestros paisajes europeos hay una geología de cadáveres. Los nombres de estaciones en las que ya ni siquiera paran los trenes marcaron fronteras letales como cepos. Leyendo el libro de Keith Lowe me dan más miedo todavía los celebradores de las patrias inmortales y los puebles unánimes, los traficantes de agravios que siguen exigiendo reparación al cabo de siglos.

* Continente salvaje. Europa después de la Segunda Guerra Mundial. Keith Lowe. Traducción de Irene Cifuentes. Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2012. 560 páginas. 26,50 euros.

Dicionario nuclear iraní...


 
Por Ana Jerozolimski
Jerusalem Post

Moito se fala desde hai anos do programa nuclear de Irán e conceptos diversos relacionados co mesmo son mencionados por todas partes, coma se fose o máis común comprender que é «uranio enriquecido», que son «centrifugadoras» e onde está Busher.

Aquí tentarei esclarecer un pouco o asunto. Salientar que puidemos escribir estas liñas despois de diferentes entrevistas con expertos no tema nuclear iraniano que nos ilustraron e ensinado respecto diso, primordialmente o Dr. Efraim Asculai, o Dr. Efraim Kam, ambos do Instituto de Investigacións de Seguridade Nacional en Tel Aviv e o xeneral (Ret) Giora Eiland, ex Asesor de Seguridade Nacional de Israel, quen tamén se desempeña hoxe como investigador no mencionado instituto, especializado en temas de seguridade.

Programa nuclear de Irán:

Trátase do esforzo da República Islámica por converterse nun país con capacidade nuclear. Segundo a versión oficial do réxime iraniano, a súa intención é pacífica, capacidade de xerar enerxía atómica para electricidade e investigación científica. Segundo os seus críticos, Irán aspira tamén a ser capaz de usar o poderío nuclear con fins militares, ou sexa, ter unha bomba atómica.

Poderío atómico pacífico e militar:

A diferenza entre ambos tipos está ante todo no resultado. Só o plan militar pode conducir á produción de armas nucleares, sexan estratéxicas ou tácticas. O pacífico serve unicamente para a produción de enerxía, por exemplo, electricidade, investigación científica e usos médicos. Pero a diferenza está clara xa antes, no proceso de desenvolvemento do plan, xa que para fins pacíficos, non é necesario usar uranio enriquecido a un nivel superior ao 20%. A maior parte do uso para fins non bélicos, é de uranio enriquecido ao 3.5%. Irán sostén que necesita o uranio enriquecido a un 20% para producir combustible para medicamento radioactiva para un reactor pequeno que funciona en Teherán. Para fins militares, armas nucleares, necesítase uranio enriquecido a polo menos o 90%.

Uranio común e enriquecido:

O uranio existe na natureza en dúas formas, dous isótopos diferentes. O máis común, que existe en case o 99.3% da natureza, é o uranio 238, mentres que o uranio 235, ou sexa o enriquecido, atópase na natureza en só o 0.7%. O estado natural orixinal do uranio é un tipo de po. Pero logo, convérteno en gas. Convertido en metal é sumamente pesado, máis que o ouro e o chumbo. O enriquecemento de uranio lógrase mediante un proceso que leva á separación de isótopos. Pódese pensar, salvando por certo as distancias metafóricas, en algo similar á crema do leite que se separa do líquido mesmo. Para armas nucleares, é necesario que o uranio 235, o enriquecido, sexa polo menos o 90%.

Centrifugadoras:

Son varios os sistemas que se poden utilizar para a separación dos dous tipos de isótopos necesaria para chegar a uranio enriquecido, pero a que se usa en Irán é a do centrifugado, considerado do máis sinxelo. A centrifugadora é unha máquina que separa os dous tipos de isótopos e que vira a unha velocidade de mil voltas por segundo, que moi poucos materiais poden resistir. A tecnoloxía das centrifugadoras foi comprada por Irán a Paquistán. É necesaria unha grande cantidade de centrifugadoras xa que cada unha logra chegar a unha pequena cantidade de uranio enriquecido. Úsase o mesmo tipo de máquinas para enriquecer a niveis máis altos. É necesario certo cambio nos caños e tubos da máquina, pero a base, é a mesma.

Canto teñen? Que tipo de uranio?:

Irán xa ten cinco toneladas de uranio enriquecido, que abonda para catro ou cinco bombas. A maioría é de nivel 3.5% e ten unha pequena cantidade, aproximadamente 150 quilos, enriquecido ao 20%. A nivel militar, que se saiba, aínda non enriqueceu. Pero ao ter uranio enriquecido ao 3.5% xa fixo polo menos o 70% do traballo, e ao avanzar cara a enriquecemento a nivel de 20%, xa ten feito polo menos o 90% do traballo. Ou sexa que completar o proceso até o enriquecemento necesario para fins militares, é só un pequeno paso. O enriquecemento ao nivel máis baixo é a etapa máis complexa e longa.

Por que dubidar entón, se Irán non ten aínda uranio enriquecido a máis do 20%?:

Porque segundo os expertos, e tamén segundo informes da Axencia Internacional de Enerxía Atómica, Irán xa desenvolveu ou mercou todos os outros elementos, ademais do uranio enriquecido, necesarios para armas nucleares, innecesarios para enerxía nuclear con fins pacíficos: mecanismo detonador, a posibilidade de conversion do uranio gas en metal, o dispositivo que acenda a arma nuclear, entre outros elementos técnicos claves en armas nucleares. Ademais, a revelación da instalación secreta en Fordu, preto de Qom, dentro da montaña, está considerada unha proba clara dunha planta de enriquecemento de uranio unicamente para fins militares xa que non resultaría rendible economicamente crear esa planta tan protexida e baixo terra para enriquecer uranio ao 20% que xa se fai a moita maior escala noutro lugar.

Onde funciona o programa nuclear iraniano?:

Son numerosas as instalacións e están dispersas por todo Irán. Os nomes máis coñecidos son Busher, Natanz, Fordu, Arak, Isfapah e Parchin.

Fordu - Preto de Qom. Planta cuxa existencia foi revelada en setembro do 2009 por Barack Obama, Nicolas Sarkozy e David Cameron. Considerada a proba de que Irán prepárase para enriquecer uranio a nivel militar. Está situada dentro dunha montaña, a varios metros de profundidade. Expertos sinalan que non ten ningunha explicación civil, especialmente pola súa localización dentro da montaña, con protección especial. Ten capacidade para un máximo de 3 mil centrifugadoras.

Natanz - No centro do país. É unha planta de enriquecemento con lugar para 54 mil centrifugadoras, das que foron instaladas até agora aproximadamente 10 mil.

Busher - É un reactor nuclear no sur de Irán que quedou conectado á rede eléctrica do país e oficialmente inaugurado en setembro do 2011. Foi cargado con combustible nuclear e posto en marcha. Irán sostén que abastece de electricidade, aínda que non chegou á súa capacidade máxima.

Arak - Aquí funciona unha planta de «augas pesadas». Hai un reactor e un plan futuro para producir plutonio, pero non é considerado por agora un programa real.

Isfahan - Planta de conversión de uranio no seu estado natural de po, tal cal é extraído da mina, en gas.

Parchin - Instalación militar a 30 kms ao sur de Teherán, onde se sospeita que Irán podería levar a cabo experimentos nucleares. A Axencia Internacional de Enerxía Atómica (AIEA) tivo anos atrás acceso limitado ao lugar, ao que hoxe ten prohibido entrar.

Estado límite («Threshold state», en inglés):

País que ten capacidade técnica de chegar a converterse en poder nuclear, faltando unicamente a decisión política respecto diso, e non máis logros técnicos. En caso que decida ter armas nucleares, desde o momento da decisión necesitaríase duns poucos meses a un ano para logralo. Estímase que a Irán levaríalle catro meses. O potencial de capacidade nuclear xa o ten xa que posúe uranio enriquecido a un 3.5% en cantidades suficientes para algunhas bombas, e dado que esa etapa é a maior do traballo, alcanzar o nivel militar do 90% non requiriría moito esforzo. Ten as técnicas e as máquinas necesarias.

Armas nucleares:

Para chegar a elas, hai tres etapas que cumprir:
1) Enriquecemento de uranio; a etapa máis longa e máis difícil.
2) Produción dunha instalación explosiva, detonadora. Iso faise colocando o uranio enriquecido a nivel militar, ou sexa a un grao de 90%, xunto con explosivos e un mecanismo de fusión, de detonación.
3) Colocar todo iso nunha bomba ou nun cabezal de mísil. O segundo e terceiro paso poden ser feitos independentemente do primeiro. É necesario ter tamén como enviar a arma a destino. Irán ten no seu poder diferentes mísiles que poderían captar cabezal nuclear. Agora xa é capaz de chegar a unha distancia de entre 1.600 e 2.000 kms, ou sexa inclusive ao sur de Europa.

Apertarán o botón?:

En caso que Irán consiga desenvolver armas nucleares, a gran pregunta é se as utilizaría na práctica ou como elemento de presión atemorizador. Resulta imposible prevelo, xa que entran en xogo consideracións culturais, relixiosas, políticas e prácticas. Pero a maior parte dos expertos considera que Irán non apertaría o botón e que o gran perigo sería o seu poder de extorsión e presión, sendo un país con armas atómicas. Israel pola súa banda, cuxa existencia foi ameazada directamente por Irán que fala de destruírlle, toma en conta a posibilidade de que Irán si lance, de tela, unha bomba atómica. En principio, armas nucleares non están destinadas a ser utilizadas senón a servir como elemento disuasivo. A decisión non a tomaría o presidente Mahmud Ahmadinejad senón o líder máximo de Irán, Ali Jamenei.

Non todo é outono...



Por Rafael Cuíña
El Correo Gallego - 27.10.12

A sociedade galega vive nun permanente vórtice que arrastra cara o seu centro as aspiracións de moitos, democraticamente postas no seu sitio. Temos unha certa tendencia a negar a evidencia do fracaso e a esaxerar triunfos viciados pola dura realidade do sufrimento dunha poboación soberana que ten dereito a expresar un desexo de continuidade en determinadas políticas, antes que arriscar con outras que contemplan cun medo non xustificado. É certo que o PP perdeu máis de 100.000 sufraxios, mais tamén o é o desastre sistemático dunha oposición máis preocupada en xestionar unha previsible derrota que en aparecer aos ollos da sociedade como unha alternativa crible.

É lamentable o ínfimo nivel de autocrítica nalgunhas formacións políticas e a preocupante visualización das "navalladas" internas en organizacións teoricamente maduras. Botar a culpa a Beiras dos pésimos resultados das formacións nacionalistas non é máis que seguir investindo en futuros fracasos, e non cortar de raíz o problema. A pesares da súa irrupción con forza no Hórreo, Alternativa Galega de Esquerda (Anova+IU), fracasou no seu obxectivo fundacional; pasouse dunha intención maximalista do "hai que botalos" a unha realidade que di que "aínda hai máis agora que botar". Quen non vexa esta realidade irrefutable tense que dar conta que ao mellor determinadas celebracións escondían máis cuestións persoais que convencementos reais de obxectivos case místicos para a gobernabilidade desta terra. O futuro dirá se só hai fume nesta batalla ou un longo percorrido, como lles desexa este modesto columnista.

Outras formacións galeguistas como Compromiso por Galicia, non estivemos á altura do necesario para competir nun campo de batalla enlamado, pregoando unha necesaria sensatez que só a moi poucos pareceu interesar. O evidente fracaso puido vir inducido por unha enfermidade conxénita nacionalista que trouxo este nasciturus, chamada "descoñecemento de marca". O futuro ten que vir de organizacións con programas serios que poñan dita sensatez ao servizo da cidadanía, mentres outros nas súas trincheiras prefiran escoitar a Victor Jara e reafirmarse endogamicamente na pureza dos seus postulados.

A única alternativa que ten este país para pór freo a políticas de recortes que moitos semellan asumir coa súa abstención é que moitos votantes dos populares entendan que dende outras formacións poden seguir sentíndose representados en postulados galeguistas, usurpados polos mesmos que permanentemente os atacan, porque do contrario seguirán per saecula saeculorum mandando os mesmos que en troques de xestionar o noso progreso, están xestionando a nosa miseria. Ou non?

miércoles, 24 de octubre de 2012

Eleccións de treboada e choiva miúda...


Por Xoán Bascuas*
La Voz de Galicia -  25/10/2012

Dúas foron as treboadas que se viron na noite do pasado 21 de outubro: a propiciada polo Partido Popular e a outra a que se deu baixo o patrocinio de Xosé Manuel Beiras.

A primeira é unha treboada persistente, constante, que non escampa nunca. Non por obvio está de máis lembrar que o PP de Galicia nunca perdeu unhas eleccións autonómicas, e só nunha ocasión quedou por debaixo da maioría absoluta. A fidelidade de voto e, sobre todo, a capacidade de desmobilizar ao electorado da esquerda son ferramentas que esta organización sabe empregar moi ben, e que ninguén foi quen aínda de virar. Quen queira algo máis que alcanzar un goberno alternativo en Galicia, isto é, conseguir unha maioría social no país, deberá examinar cómo se pode contrarrestar este xeito de proceder do PP e erosionar, cal orballo, a base dos apoios deste partido conservador.

Ademais, a tormenta intensifícase desta volta, xa que o PP de Galicia é o único partido de toda Europa occidental que é premiado pola súa xestión da crise económica. Noutras latitudes, outros partidos teñen revalidado a súa posición como primeira forza, mesmo perdendo votos, pero en ningún caso conseguindo máis apoio.

A outra treboada ten nome propio: Xosé Manuel Beiras. Nunha sorte de xustiza poética para o «vello» líder caído (dito con todo o respecto do mundo), soubo lembrar as tempestades doutro tempo nun tempo novo. Nas eleccións de 1993 e nas de 1997, as que conduciron á simplificación do mapa político galego, eran Fraga e Beiras os que se encaraban, polarizando os debate entre estes dous xigantes da política. Todo o demais desaparecía no combate entre eles dous. E na última semana de campaña, definitiva de cara á resultante final, repetiuse aquel parte meteorolóxico, xa que o tirón mediático de Beiras foi aproveitado por Feijoo para mobilizar ao seu propio electorado e á inversa.

Hai quen pensou que había que escoller entre a barbarie ou a rebelión. Nesa guerra a primeira vítima sempre é a sensatez. E nesa guerra sempre ten gañado a barbarie. Haberá que pensar algunha vez que para poder gobernar haberá que ter un programa posible e con sentido común; que non basta con paralos e facerlles fronte.

Algo mal fixemos os demais para que isto aconteza e, xa que logo, temos moito que pensar. PSOE e BNG terán que redefinir o seu camiño neste novo contexto político e «refrescar» cadanseu proxecto. E Compromiso por Galicia non está libre de reflexión; o feito de ter que saír á intemperie con cinco meses de vida escasos e ser pouco coñecido pola cidadanía non obvia que temos que medir o impacto dos erros propios. Pero tamén foi moito o que se gañou: capacidade organizativa e demostración de firmeza e perseveranza. Ao fin e ao cabo nós somos a choiva miúda que calla na terra para facela agromar. E así se verá nos vindeiros comicios municipais.
* Xoán Bascuas é Secretario xeral de Compromiso por Galicia

lunes, 15 de octubre de 2012

«Frealos, paralos, botalos...», para que?...




Por Lourenzo Fernández Prieto
La Voz de Galicia 
16/10/2012

Algo saltou polos aires na derrota do 2009 e por iso algúns dos lemas desta campaña electoral: frealos, paralos, botalos, non aluden a qué facer despois de chegar ao Goberno. Como se houbese medo a gobernar, a correr o risco de gañar. Un medo que confunde ao votante que vota para que o gobernen, porque aínda os anarquistas están sempre en condicións de seren seducidos. Mágoa que os presuntos desafectos a este sistema democrático aínda cren menos nos partidos que non se presentan para gobernar senón para sacar uns poucos deputados da oposición que nos que teñen vontade de goberno. Aínda falta unha semana para ver compromiso de goberno nas alternativas radicalmente democráticas.

Unha parte da esquerda, en vez de programas de goberno, parece preferir facer oposicións a ser oposición, teimando co mito da revolución (pendente) ou da traizón da ruptura pactada. En Galicia, despois dunha longa travesía, superouse esa teima pola vía do nacionalismo que no 2005 optou por gobernar e logrou gobernar, porque o empeño galeguista en construír país puido máis que os temores a entrar no Goberno sen facer primeiro non sei qué revolución. O PSOE xa era partido de goberno aínda que en Galicia só Laxe demostrara o anceio que despois se lle viu a Touriño. Agora que estamos en campaña, e comparado co Goberno destes últimos catro anos, abunda quen pensa que entre o 2005 e o 2009 fíxose algo máis que un cambio. Incompleto, desigual e ademais frustrado por erros propios e intelixencias alleas, pero algo máis que un cambio. Aínda que non chegase a revolución, nalgúns casos foi radicalmente anovador.

Pola súa banda, para a dereita, avergoñar aos votantes da esquerda foi un sistema exitoso para gañar eleccións democráticas en conxunturas de moita competencia electoral. O mecanismo leva a facer aumentar a abstención e a desafección dos votantes da esquerda con escándalos varios. A corrupción está aí, a tolerancia con ela tamén e a capacidade para atallala distingue a calidade das democracias. Estar está aí, pero en España o conto é que apareza no momento oportuno. Ou simplemente que pareza, aínda que non sexa. Podemos remontarnos á creba do Goberno Azaña co de Casas Viejas. Na historia da democracia española, o voto do anarquismo sociolóxico é sempre o que decide as eleccións disputadas.

Na crise actual, tanto apoliticismo, tanto antipoliticismo, cheira cada vez máis a populismo e solucións dos vellos tempos: tecnocracia e autoritarismo. Algúns xuíces axudan pero tamén a aristocracia esquerdista. A versión de «non gobernaremos porque o noso reino non é deste mundo» sempre acaba por converterse en «non temos máis remedio que gobernar para que non goberne a dereita pero non sabemos como, así que perdoádenos os nosos erros». Ou a de «que ninguén conte con nós para gobernar». A pranta radical da democracia segue sendo como nos anos 30, como en 1870. Agora que desempoaron a momia de Prim, haberá que consultarlle.

jueves, 4 de octubre de 2012

Beiras, o terceiro erro...


Por Afonso Vázquez-Monxardín
La Región - 04.10.2012

Beiras non é un político. É unha estrela. Por iso é fácil que se deslumbre. Desde logo non é un estratega, nin un xestor. É un figura. E, creo, vén de cometer o seu terceiro grande erro político.

De a cabalo entre os sesenta e setenta, Beiras era a atractiva e indiscutible referencia dun minúsculo e intelectual PSG que nunca tivera base social porque aqueles profesionais vían a rúa desde a súa torre de marfíl. Na transición xogou as súas bazas de forma inxenua e ineficaz. Cando chega o consello -e diñeiro- alemán para recompor o socialismo en España, a maioría dos integrados na Federación de Partidos Socialistas -onde estaba o PSG- participaron no proxecto global baixo a vella sigla PSOE. Así, os cataláns, por exemplo, tiveron as mans libres para xestionar nos seus territorios o ideal socialista; de aí lle vén ao PSC a súa identidade e forza. En Galicia cun PSOE inexistente ao final do franquismo, ese papel podería ter sido asumido por Beiras, pero non quixo. Consulta co espello, preséntase só ás primeiras eleccións e sofre unha derrota estrepitosa. O seu partido esgaza na marxinalidade e a comeza unha vida errática, con el fóra de xogo. Primeiro erro grave, deixar pasar a oportunidade.

Na primeira parte dos oitenta, unha forza nova, tamén de esquerdas, pero moderada, moderna e áxil, a Esquerda Galega de Camilo Nogueira, trata de ocupar un espazo máis amable e integrado no sistema. Ten o seu éxito a campaña ás autonómicas de 1981 e 85 e obten representación parlamentaria. O Bloque, daquela, vaga polo camiño da radical oposición ao sistema democrático e autonómico. Son anos de malas compañías. Telesforo Monzón, de Herri Batasuna, convidado en 1979 e 1980 ao Día da Patria Galega; anos con 84 e 93 asasinados por ETA. Tempos duros. Exclúense do Parlamento por non xurar a Constitución, en 1981. Boicot á traída promovida polo Parlamento Galego dos restos de Castelao, 1984, para tratar de deslexitimar as institucións. Pero o vello Bloque, coa UPG á frente, ven preciso modificar táctica no outono de 1984 para non quedar fóra do xogo. Pero sen autocrítica. Chaman e integran a Beiras como icono pero sen poder. En vez de achegarse ao máis aberto e reformista do nacionalismo, únese aos que o escarneceran anos atrás. E estes ocultan no seu brillo, as miserias pasadas. Segundo erro, prestarse a un xogo que acabou como acabou.

E terceiro, e último, erro de momento: o Bloque abanaea e son moitos os que deciden en 2012 deixar aquela casa común por consideraren o ambiente irrespirable e inútil para avanzar. Desexan, din, abrirse a unha xente que non quere radicalismo nin dogmas senón solucións e menos estrelas -nas bandeiras- e máis proximidade ao mundo real. E Beiras, estrela, refulxe de novo e camiña en sentido contrario. Aos seus 74 anos ?oito máis que Fraga cando chegou a Galicia- non quere apoiar esa idea e inicia un camiño do enroque contrario cunha unión frentepopulista contra o sistema por todo proxecto. Terceiro grande erro, non apostar pola renovación. A historia, vella bruxa, move as súas pezas sobre o taboleiro para que nada cambie nunca.

Temos moito que dicir...

Compromiso por Galicia...