"Ás catro da mañá, nunca se sabe se é demasiado tarde, ou demasiado cedo". Woody Allen







miércoles, 31 de agosto de 2011

Nadie va a protestar contra tanta idiotez?...



Por Xosé Luís Barreiro Rivas
La Voz de Galicia - 01.09.2011


En esta España de mis amores, llena de laicos de granja, que quieren expulsar de las calles los desfiles de la Semana Santa, la procesión del Corpus y las concentraciones de católicos que van a escuchar al papa, nadie se pregunta quién paga los gastos de la tomatina de Buñol, ni si es correcto hacer ese gasto mientras en Eritrea se mueren de hambre, ni si este es el mejor ejemplo de ciudadanía que se puede dar en medio de la crisis. Y es que los nuevos laicistas son así, dispuestos a echar a Dios y a los católicos de las calles -¡ni un euro para el papa!-, para llenarlas después de gilipollas -con perdón- que, hablando en muchos idiomas, se tiran tomates a la cara. Por lo que a mí respecta, no me parece mal que los ciudadanos se diviertan haciendo tonterías, siempre que obedezcan las instrucciones de los municipales. Tampoco llevo mi solidaridad al extremo de creer que si los tomates de Buñol no se utilizasen para esta estúpida batalla iban a acabar -aliñados con sal, aceite y vinagre- en los platos de los hambrientos. Y, dado el respeto que le tengo a las multitudes, ni siquiera me opongo a pagar la parte que me corresponde de los gastos de protección de las fachadas, de la limpieza de las calles, de la saturación de las depuradoras, del cierre de las fábricas y el comercio, del corte universal de la circulación y de la movilización de los bomberos y de los cuerpos de seguridad del Estado y del municipio de Buñol, para que nuestros simpáticos jóvenes salgan a la calle, cómodamente, a hacer el burro. Lo que me molesta es que los mismos indignados y laicistas activos que quieren arrojar de nuestras calles la religión multisecular y mayoritaria, y negar nuestra historia, y dejar sin explicación la mayor parte de nuestro patrimonio cultural y la formación de los códigos éticos que rigen nuestra sociedad, se queden quietos y parados cuando lo que hay que pagar es la tomatina de Buñol y el ensalzamiento de la estupidez colectiva. Y es que los nuevos laicos son como los nuevos ricos, que en vez de deshacerse de dogmas viejos para abrazarse a la libertad, solo se deshacen de dogmas cultos, consolidados por la historia, para quemar el incienso delante de los becerros de oro inventados por una juventud desmotivada que lo mismo ocupa las calles con las tomatinas, con los botellones, con los encierros recién inventados o con las vociferantes hinchadas del fútbol -«¡oé, oé, oé, oé, oé, oé!, ¡viva la Roja!, ¡esto es lo más!»-. Es la apología de la estupidez contra el canto gregoriano. Y recordando la protesta del Gaiteiro de Soutelo contra los racionamientos del Madrid republicano -«Se non me dades de comer digo ¡Viva Cristo Rey!»-, también yo protesto -¡Viva la Macarena!- contra el laicismo indignado. Porque tolero a las multitudes, pero no me dejo seducir por ellas.


Sobre débedas e outras cousas do vivir, Daniel Cohn-Bendint...

miércoles, 17 de agosto de 2011

"In Memoriam (admirativa) de Tony Judt, historiador"...


"In memoriam (admirativa) de Tony Judt, historiador":
Tirado do blog de HArendt

Hasta que leí sobre él en "Revista de Libros" nunca había oído hablar del historiador británico Tony Judt (1948-2010), fallecido hace ahora justamente un año a causa de una esclerosis lateral amiotrófica (ELA), más conocida como enfermedad de "Lou Gehrig", por haberla padecido el famoso jugador de beísbol de ese nombre.

La información que sobre Tony Judt da la Wikipedia en español (1) no le hace justicia, así que en este enlace (1.a) pueden acceder a la versión inglesa, mucho más extensa y pormenorizada, o al vídeo que acompaña a esta entrada en el marco del homenaje que la Fundación Mapfre tributó a la memoria y la obra del historiador británico hace unos meses.. De padre belga, emigrado a Gran Bretaña y madre inglesa, ambos descendientes de judíos de Europa oriental, Tony Judt nació en Londres, en 1948, realizó sus estudios en el King's College de Cambridge y en la École Normale Supérieure de París. Impartió clases en las universidades de Cambridge, Oxford, Berkeley (San Francisco) y Nueva York, ocupando en esta última la cátedra de Estudios Europeos, que él mismo fundó en 1995 en la que también ocupó la dirección del Remarque Institute. Es autor de numerosos libros, entre ellos "Postguerra. Una historia de Europa desde 1945" (Taurus, Madrid, 2006), considerado uno de los diez mejores libros de 2005. En 2007 recibió el Premio Hannah Arendt, otorgado por la ciudad-estado alemana de Bremen y la Fundación Heinrich Boell, y en 2009 el Orwell Prize, el más prestigioso de Gran Bretaña a un libro político. Murió el 6 de agosto de 2010 en Nueva York, la ciudad en la que residía.

Pero volvamos al comienzo de mi relación sentimental con Tony Judt, propiciada por mi encuentro mensual con "Revista de Libros". El primer artículo que leí sobre él en dicha publicación (en el núm. 130, octubre de 2007) fue el titulado "Europa y el mundo. Tres siglos de historia" (2) del profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, Manuel Pérez Ledesma, en el
que comentaba el ya mencionado más arriba libro suyo "Postguerra. Una historia de Europa desde 1945", considerado por muchos historiadores el mejor de los que se han escrito sobre dicho período. Para Judt, dice el profesor Pérez Ledesma, la historia reciente de Europa es, en primer lugar, la historia de una pérdida: de la pérdida del poder, de la importancia internacional y, en algunos casos, de la condición imperial de los Estados del continente. Algo que se reflejó de forma dramática, ya en los momentos iniciales del relato, en la incapacidad europea para enfrentarse a las amenazas que habían surgido en su interior: en 1945, la mayor parte de Europa «no había sido capaz de liberarse del fascismo por sus propios medios, ni tampoco podía mantener a raya al comunismo sin ayuda»; sólo tras varias décadas y numerosos esfuerzos pudieron los europeos recuperar el control de sus destinos. Pero ésa no es la única pérdida: lo que Judt quiere contar, en un segundo nivel, es la historia del declive de las grandes teorías decimonónicas sobre el progreso y el cambio, la revolución y la transformación social, que habían hecho suyas los partidos y los movimientos políticos de preguerra. En especial, son el decaimiento del fervor político en la mitad occidental del continente y el descrédito del dogma marxista en su mitad oriental los asuntos que más le im­portan. Bastante tiempo después, de nuevo en Revista de Libros (núm. 145, enero de 2009) vuelvo a encontrar un artículo de Michael Seidman, catedrático de Historia en la Universidad de North Carolina, titulado "La voluntad de ignorar" (3), comentando otro afamado libro de Judt, en esta ocasión el titulado "Pasado imperfecto. Los intelectuales franceses, 1944-1956" (Taurus, Madrid, 2008). De´él dice Seidman, que es una historia intelectual extremadamente bien escrita de ciertos intelectuales franceses durante los comienzos de la Guerra Fría y sus actitudes hacia el comunismo de los intelectuales franceses más destacados –principalmente Jean-Paul Sartre, Emmanuel Mounier y Maurice Merleau-Ponty– a los que somete a una crítica despiadada y, en ocasiones, divertida, defendiendo convincentemente que las posiciones y actitudes de estos intelectuales estuvieron determinadas en gran medida no por las duras realidades del comunismo en Europa oriental, sino por sus propias preocupaciones francesas bastante provincianas, destacando que fue la manifiesta falta de valor de tantos escritores –Judt menciona a Paul Eluard, Elsa Triolet, Louis Aragon, Emmanuel Mounier y, por supuesto, a Simone de Beauvoir y al propio Sartre– durante la ocupación alemana lo que hizo que la sociedad francesa se resolviera a castigar a quienes de entre
ellos presentaban un historial inequívoco de colaboración. Sobre los intelectuales franceses y el comunismo escribió -o mejor, dictó- también Judt en su último libro, "El refugio de la memoria" (Taurus, Madrid, 2011), que hoy mismo he terminado de leer, y sobre el que volveré más adelante, pero que me ha traído recuerdos imborrables sobre sendos libros, magníficos, de dos prestigiosos historiadores franceses. Me refiero a "El pasado de una ilusión. Ensayo sobre la idea comunista en el siglo XX" (FCE, Madrid, 1995), de François Furet, y "Las voces de la liberta. Intelectuales y compromiso en la Francia del siglo XIX" (Edhasa, Barcelona, 2004), de Michel Winock. Se los recomiendo. Hasta el número de marzo de este año de "Revista de Libros" (el 171) no volví a leer nada sobre Tony Judt. En esta ocasión se trataba de un artículo del catedrático de Historia de las Ideas y de los Movimientos Sociales de la Universidad Complutense de Madrid, el profesor José Álvarez Junco, titulado "Elegía por la socialdemocracia" (4), por que también me enteraba de la muerte del historiador británico en agosto del pasado año, en el que hacía la crítica de uno de los últimos libros de Judt: "Algo va mal" (Taurus, Madrid, 2010), del que ya escribí en el blog en mi entrada del 19 de mayo pasado, titulada" "¡Democracia real, ya!. Complicado pero no imposible" (5), a la que remito, y que yo contraponía a la lectura del panfletario "Indignaos", de Stéphane Hessel. Un texto, en palabras del profesor Álvarez Junco, en el que el historiador britànico reflexiona sobre la socialdemocracia, su apogeo en el Occidente de 1945-1980 y su sustitución posterior por el conservadurismo neoliberal. En él toma partido a favor de aquella fórmula política y económica que dominaba en la Europa en que vivió de joven y a la que llama «el mundo que hemos perdido». No debemos idealizarla, dice, pero tampoco olvidarla, porque, sin ser perfecta, ha sido la mejor de las situaciones que ha vivido la humanidad a lo largo de su historia. Lo leí con verdadero entusiasmo en plena vorágine de las manifestaciones que dieron lugar a eso que hemos llamado "spanish revolution" o movimiento 15-M, del que también traté en mi anterior entrada del blog. Y en esas estábamos cuando en los primeros días del mes pasado me llega el último ejemplar de Revista de Libros a casa, el correspondiente a los meses de julio y agosto, y me encuentro en él con otro artículo sobre el ya citado libro de Tony Judt, "El refugio de la memoria", obra póstuma pues terminó de dictarlo, con enormes dificultades derivadas de su penosa enfermedad, dos meses antes de su fallecimiento. El artículo lleva el título de "Visita guiada a las ruinas" (6), y está escrito por el catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad Pompeu Fabra, de Barcelona, Enric Ucelay-Da Cal. Les confieso un cierto y desasosegante sentimiento de estupor cuando terminé de leer la reseña del profesor Ucelay-Da. ¿Cómo era posible una crítica tan implícitamente malévola hacia la última obra de un colega tan prestigioso como el profesor Judt? Estoy acostumbrado a leer en Revista de Libros críticas muy duras, y supongo que justificadas, sobre publicaciones de todo tipo que, sin embargo, se venden como rosquillas. Me vienen a la mente las realizadas a bastantes títulos que, por pudor, no voy a citar, y que comparto plenamente, pero me extrañó el tono de la crítica; casi más el tono que el contenido de la crítica en sí. Hoy mismo, después de concluir la lectura del libro de "memorias" de Tony Judt (me parece más ajustado ese término que el de "autobiografía") he vuelto a releer el artículo de Ucelay-Da Cal, y me parece de justicia confesar mi error de apreciación, motivado, quizá, o casi con seguridad, por un párrafo, casi inicial, en el que afirma que el acceso de multitudes a la educación superior ha producido una avalancha de prosa autocontemplativa (de muchos tipos, no solo autobiográfica), que desborda a todos, tanto productores industriales como consumidores. motivando así, que editoriales, lectores y críticos no den abasto ante la ingente oferta (288.355 libros editados en Estados Unidos en el año 2009, según Wikipedia, frente a 86.300 publicados en 2008 en España). Reflexión que le lleva a hacerse la pregunta acerca del por qué tendrían que atraerle las reflexiones de Tony Judt en su lecho de muerte. Pero es al final de su artículo cuando el profesor Ucelay-Da reconoce, también él, que no ha entendido sus propias reacciones ante la lectura del libro de Judt. ¿Seré un envidioso, llenó de "Schadenfreude", el morboso placer producido por el dolor ajeno, -se pregunta-, al querer añadir la reducción del significado del Chalet de Judt a poco más que el garaje donde aparcaron a un moribundo? Cómo producto del famoso postwar baby boom, ¿será que tengo poca sensibilidad retentiva para las historias e historietas de las gentes de mi tiempo específico? ¿O será que estoy harto de confesiones de todo tipo y signo y, como viejo y blando superviviente de la segunda mitad del siglo xx, tengo escasa paciencia para escuchar la misma tecla tocada más de una vez? ¿O será, muy sencillamente, que no me complace un mundo en el cual todos creen tener algo emotivo que comunicar a millones de personas en las redes sociales? Todo eso para, al final, reconocer que también es verdad que le hubiera me gustado ser capaz, al menos una vez, de conmover a un lector tan antipático como él mismo tal y como lo hizo Judt en su día.

A mí, la lectura de "El refugio de la memoria", me ha conmovido profundamente. Y no solo por las circunstancias en que fue escrito o dictado, y que el autor recrea en el capítulo primero, cuando habla su enfermedad y los recursos mentales a los que tenía que recurrir en las noches de insomnio forzoso para recrear las diversas instancias de su memoria y ordenarlas para que al día siguiente, "álguien", otra persona, pudiera trasladarlas al papel. El libro está plagado de anécdotas, anécdotas que le sirven para reconstruir su vida ante nosotros, a modo de estancias o compartimentos estancos, y no meramente cronológicos, pero al final, siempre, relacionados. Delicioso el capítulo que dedica, lleno de admiración, hacia su severo profesor de alemán en el Emanuel School de Battersen, Londres. Divertido y entrañable, aquel en que relata su experiencia como estudiante de la Universidad de Cambridge, y la institución de las "bedders", las mujeres empleadas por la universidad para atender las necesidades materiales y de limpieza de los estudiantes de la misma. Dolorido, el que recuerda su estancia, en 1966 y 1967, en el kibutz de Machanayim, en la Alta Galilea israelí. Sarcástico, pero reconocido, el que dedica a los intelectuales franceses de su época de estudio en la École Normale Supérieure, de París, una de las instituciones académicas más prestigiosas de Francia, de la que Raymond Aron, que fue alumno de ella, dijo en sus "Mémoires", que "nunca se había encontrado con tantos hombres inteligentes en un espacio tan pequeño. Irónico, el que dedica al parisino Mayo del 68, que vivió en directo como estudiante. Duro y sin contemplaciones, aquel en que enjuicia el poco valor que hoy se da a la corrección en el hablar y el escribir: La prosa de muy mala calidad, dice, es hoy indicativa de inseguridad intelectual; hablamos y escribimos mal -concluye- porque no nos sentimos seguros de lo que pensamos y nos resistimos a afirmarlo de un modo inequívoco. En otro capítulo, en el que relata su aventura americana, muestra su admiración sin reserva por las
universidades públicas norteamericanas, y sobre todo, por sus impresionantemente dotadas bibliotecas. En su crítica al comunismo se muestra contundente: como mejor se mide -dice- el grado de esclavitud en que una ideología mantiene a un pueblo es en la colectiva incapacidad de este para imaginar alternativas. Feroz es su juicio sobre los dirigentes europeos del momento actual, de los que comenta que escurren el bulto recurriendo a la austeridad presupuestaria para apaciguar a los mercados. Y admirativo y entrañable es su juicio sobre la ciudad de Nueva York, que le acogió hasta su muerte, a la que califica como "ciudad del mundo". Pero hay más cosas, muchas más cosas que solo podrán descubrir si se animan a leerlo. Yo lo he hecho, y lo he disfrutado. Es mi pequeñísimo homenaje a un gran historiador, un hombre de izquierdas, como él mismo se definió, al que no le dolieron prendas en reconocer los tremendo errores que han llevado al pensamiento progresista a la crisis que está atravesando ahora. Sean felices, por fsvor.
Tamaragua, amigos.

Notas:
(1)http://es.wikipedia.org/wiki/Tony_Judt
(1.a)http://en.wikipedia.org/wiki/Tony_Judt
(2)
http://www.revistadelibros.com/articulo_completo.php?art=3411 (3)http://www.revistadelibros.com/articulo_completo.php?art=4192 (4)http://www.revistadelibros.com/articulo_completo.php?art=4890 (5)http://harendt.blogspot.com/2011/05/democracia-real-ya-complicado-pero-no.html
(6)http://www.revistadelibros.com/articulo_completo.php?art=4986


Tirado do número 1398 de http://harendt.blogspot.com

sábado, 13 de agosto de 2011

13 principios para mellorar a vida. 13...


Obras de Marc Chagall
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O Rabbi Yisrael Salanter (1810-1883), quen foi recoñecido coma un grande sabio, deixou escritos 13 Midot (principios), para tentar facer máis fácil as nosas vidas sen dúbida válidos tanto para crentes coma para non crentes:
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1. Verdade
Sexa sincero ao falar. Non diga nada a menos que vostede teña certeza de que é verdade.
2. Axilidade
Saiba aproveitar o tempo, o que teña que ser feito, debe ser feito o antes posíbel. O tempo é demasiado valioso para ser desprezado.
3. Entusiasmo
Tome decisións conscientemente. Decida o que debe facer e fágao logo, con entusiasmo. En caso de dúbida, pida consello. Non permaneza confuso por non ter a humildade de pedir consello.
4. Respecto
Teña sempre moito coidado cos sentimentos das outras persoas. Todo ser humano é precioso por ser creado a imaxe de Deus. Sexa atento con todos.
5. Tranquilidade
Teña serenidade. Non deixe que as pequenas cousas derramen a súa tranquilidade. Conserve a calma e a serenidade. Tente manter o sosego en todo o que vostede faga.
6. Serenidade
Lembre o consello do Rei Salomón, "as palabras dun sabio son ditas con calma". Fomenta ese hábito e seras comprendido e comprenderás aos outros moito mellor.
7. Hixiene
É importante manter a hixiene persoal, as roupas, a casa e os lugares públicos limpos. Respecta tanto o teu corpo como as túas vestimentas.
8. Paciencia
É necesario cultivar sempre a paciencia en calquera situación. Hai un momento para todo na vida, non queira adiantalo.
9. Orde
É importante concentrarse en todo o que se está a facer, sen se distraer. Gardar cada cousa no seu respectivo lugar evitará perda de tempo e de paciencia. Conduce o teu tempo e os teus obxectivos con orde. Planifica e organiza. Así concretarás os teus proxectos con máis éxito.
10. Humildade
Recoñeza as propias limitacións e procure ignorar os erros dos demais. Aprenda de todos. Cada persoa ten algún coñecemento ou virtude que nós non posuímos. Ninguén de nós é perfecto.
11. Integridade
Recorda o consello do Sabio Hilel, "non faga aos outros o que a vostede non lle gustaría que lle fixesen". Aquel que ama e practica a xustiza, é xusto e súa consciencia é limpa. Procura facer sempre o que é correcto, especialmente no que atinxe as túas obrigas.
12. Austeridade
Recorda o consello de Ben Zoma "quen é rico? Aquel que está satisfeito co que ten". O diñeiro é para seren usado, non amado. É un medio, e non un fin en si mesmo. Non busque nin gaste diñeiro sen necesidade. Para outras persoas sería de vital importancia.
13. Silencio
Xulga o valor das palabras antes de falar. Falar é unha das armas máis poderosas. É a única característica humana. O silencio é unha expresión de sabedoría. Pensa antes de falar e non fale a menos que teña algo importante para dicir.

jueves, 11 de agosto de 2011

"El Mundo" contra a xudía Natalie Portman...



Insultos antisemitas contra a actriz israelí Natalie Portman no Magazine "Yo dona", suplemento do xornal español "El Mundo"

Tirado do blogue La Fusión

Tras as tentativas de relacionar o Sionismo e Israel coa masacre de Noruega, co criminal fascista Anders Behring Breivik e coa ultradereita xenófoba europea en artículos de María José Lera, Eugenio García Gascón o Rafael Poch, atopámonos agora cun novo caso de antisemitismo descarado nos medios españois, máis concretamente no Magazine "Yo Dona", un suplemento semanal de fin de semana do periódico conservador español El Mundo.


Resulta que á periodista e colaboradora de dita publicación, María Vela Zanetti, non lle gustou que a actriz israelí Natalie Portman se sentira asqueada polos comentarios antisemitas do deseñador de moda John Galliano e pasou ao ataque cunha retahila de comentarios despectivos sobre a categoría artística da actriz mesturando con tópicos antisemitas no seguinte artígo:

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"¡Pobre muñeca mecánica! Es un taponcete crecido, gracias a la banalidad tóxica de la profesión en la que se desenvuelve y a la atmósfera de perfección moral de su pueblo, ahora cruel acosador de otro, y antes perseguido y exterminado. Sobre las judías hay un refrán que dice: Blandas en camisa y locas en misa, es decir, frías y fanáticas".
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Para referirse á suposta pouca graza de Natalie Portman no escenario e ao feito de que non aguante dous planos seguidos entre moitas gilipolleces afirmou:
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"Sigo. ¿Ha sido la Sinagoga? Tal vez; yo, como mi admirado humorista Bill Maher, creo que las religiones destruyen la vida de las personas. (Aunque parafraseando a Bill Maher María Vela Zanetti pretenda hablar en general sobre las religiones, de su comentario se sobreentiende que es el Judaísmo el credo que destruye la vida de las personas, en este caso de Natalie Portman y de sus escasas cualidades como actriz...)".
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E a mordaz defensora do antisemita Galliano (ao que excusa polo seu estado de embriaguez e soedade...), non satisfeita con todos os tópicos antisemitas plasmados no seu artígo, o remata coa seguinte boutade característica da "progresía" que dase de intelectual en España:
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"En fin, a mí esta chica me parece una cuentista de aúpa y, desde luego;-si se puede afirmar que en un grupo humano de 10 personas inteligentes, nueve son judíos, ella no forma parte de la ecuación".
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En conclusión, entendo que a María Vela Zanetti non lle guste Natalie Portman, mais é inadmisíbel o feixe de tópicos antisemitas plasmados no seu artígo. De novo, con calquera tipo de excusa (neste caso sair en defensa de Galliano e criticar a Natalie Portman), tópicos descaradamente antisemitas son novamente difundidos nos nosos medios de comunicación. Pero quizáis iso non é o máis grave. O peor é que o goberno español prefire porse unha venda nos ollos para non ver a realidade e seguir negando que existe antisemitismo no Estado español. Se non se recoñece un problema, é imposíbel atoparlle unha solución.
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miércoles, 10 de agosto de 2011

De Ferrol a Mauthausen...




Por Alberto Leyenda
El País - 10/08/2011

Rexistrado co número 3.640 e co triángulo azul dos apátridas cosido no seu uniforme, Vítor Manuel Ares entrou en Mauthausen en 1940, despois de pasar por outro campo de exterminio, e saíu con graves secuelas pola desnutrición cinco anos despois, o 5 de maio de 1945, cando os aliados penetraron en territorio nazi e topáronse coa industrialización da morte que perpetrara o réxime de Adolf Hitler. Como Vítor Manuel, outras 18 persoas das comarcas de Ferrolterra, Eume e Ortegal padeceron na súa pel o horror dos campos nos que os presos, considerados infrahumanos, eran exterminados a través do traballo escravo. Agora as asociacións Memoria Histórica Democrática e Fuco Buxán propuxéronse rescatar as súas figuras, a través da investigación do historiador Enrique Barrera. Pretenden levantar un monumento cos seus nomes inscritos e publicar un libro no que se recompilen as súas historias.

Non todos tiveron a fortuna de sobrevivir -faleceron preto da metade dos 19-, pero o caso de Vítor Manuel, natural de Ares, é paradigmático. Era un suboficial da Mariña que combateu no bando republicano. Tras a vitoria franquista, exiliouse en Francia e como outros moitos galegos e españois foi internado nun campo de refuxiados. Cando comezou a II Guerra Mundial, recrutárono para unha Compañía de Traballadores Estranxeiros, que facía labores de apoio ao exército francés. Con todo, unha vez que as tropas nazis romperon a Liña Maginot e o Goberno galo se rendeu, as autoridades alemás e españolas acordaron enviar a uns 9.000 republicanos a campos de exterminio, dos que faleceron o 63%. Vítor Manuel foi dos que sobreviviu, a base para comer mondas e patacas crúas e grazas a unha "medio noiva" que era filla dun provedor e que lle daba comida ás agachadas, segundo relatou a un sobriño que lle foi a visitar en 1962.

A pesar desa alimentación extra, tras ser liberado tivo que estar varios anos recuperándose da desnutrición. A diferenza dos campos de exterminio xudeu (lager), nos de presos (stalags) non existía un programa de asasinato masivo, senón que se aproveitaba a forza de traballo dos reclusos e se lles subalimentada, ate que o deterioro impedíalles realizar os labores asignados. Entón matábanos e incinerábanos en fornos crematorios. Nun deles traballou Vítor Manuel. Outros presos, enfermos físicos e mentais, entre eles algún dos ferroláns, eran enviados ao próximo Castelo de Hartheim, onde, tras ser sometidos a experimentos científicos, eran gaseados.

Ao saír de Mauthausen, Vítor Manuel volveu a Francia e alí refixo a súa vida. Tras a guerra, nas igrexas francesas adoitábanse pór os nomes dos españois liberados, por se alguén quería reclamalos. En Perols, preto de Montpellier, había unha comunidade de exiliados do seu mesmo municipio, Ares. Cando viron o seu nome contactaron con el, e alí trasladouse. Traballou como mestre de obras e promotor inmobiliario e acabou casándose cunha española, tamén exiliada.

Os outros 18 represaliados desta comarca presentan peripecias bastante análogas, aínda que cada unha coas súas particularidades. Un deles, Juan José Casal, foi salvado in extremis por un amigo xudeu, que exercía como kapo -preso utilizado polas SS para controlar ao resto- e intercedeu para evitar o seu asasinato. Volveu a España a finais do sesenta, pero nunca quixo falar do seu pasado nos campos. Outro, Marcelino Pardal, valeuse das súas habilidades futbolísticas para salvar a vida. Xogara no Racing de Ferrol, e cando os nazis descubriron o seu talento alistárono no equipo do stalag. As SS organizaban partidos entre os distintos campos, por motivos propagandísticos ou de simple entretemento.

Para realizar esta investigación, que xa dura máis dun ano, Barrera botou man dos arquivos de Mauthausen, nos que os nazis apuntaban o lugar e data de nacemento de cada recluso, e asignábanlles un número de identificación. Tamén escudriñou rexistros municipais e realizado un amplo labor de campo, con entrevistas aos descendentes vivos. Algúns descoñecían que os seus parentes estivera en campos de exterminio, outros seguen vivindo en Francia.

Barrera destaca que é a terceira xeración, a dos netos, a que se interesa polo ocorrido cos seus familiares, fronte á actitude da xeración anterior, que optou polo esquecemento. "Forma parte da natureza humana que se queira restaurar a dignidade", salienta o historiador, que se revela contra a xustificación sen fundamento -co tópico de "algo faría"- de asasinatos e condenas "sen razón nin xuízo". Fronte a iso, opón as 19 historias de sufrimento e morte por formar parte do bando perdedor.


lunes, 8 de agosto de 2011

Albert Camus fala de Israel...



Transcripción e traducción ao galego dun anaco do discurso pronunciado por Albert Camus o 22 de xaneiro de 1958 perante refuxiados españois que fuxiran do franquismo co título "Ce que je dois à l´Espagne" ("O que debo a España"); neste anaco expresa con cordialidade e de xeito claro o seu afecto por Israel:

« Ce sont mes amis d’Israël, de l’exemplaire Israël, qu’on veut détruire sous l’alibi commode de l’anticolonialisme, mais dont nous défendrons le droit de vivre. Nous, qui avons été témoins du massacre de ces millions juifs et qui trouvons juste et bon que leur fils créent la patrie, que nous n’avons pas su leur donner. »

« Son os meus amigos de Israel, do exemplar Israel, que se quere destruír baixo o cómodo pretexto do anticolonialismo, mais cuxo dereito a vivir nós defendemos. Nós, que fomos testemuñas da masacre de millóns de xudeus e que achamos xusto e bo que os seus fillos constrúan a patria que nós non soubemos darlles. »

Saúdos ao recepcionista de noite...



sábado, 6 de agosto de 2011

Sucedeu un 20-N...

Golda Meir e Anwar Sadat na Knesset. Sucedeu un 20 de novembro de 1977 en Jerusalem. Historia con maiúsculas.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Por qué Europa nace no lager...




Por Reyes Mate


Jorge Semprún y Elie Wiesel mantienen una conversación cincuenta años después de ser liberados de Buchenwald. Ninguno de los dos quiere ser el último superviviente. Ellos han ligado el futuro de la humanidad a la memoria de la barbarie que han experimentado. Lo que al ser humano quepa esperar pende de un hilo tan delicado y exigente como repensar todo –el mundo y el hombre– a partir del lager. Saben que han fracasado en su intento. El mundo sigue como si nada hubiera ocurrido. La responsabilidad del último superviviente consistirá en un último esfuerzo, un esfuerzo sobrehumano, para convencer a sus congéneres de lo que en tantos años y con tantos supervivientes no se ha conseguido, a saber, que Auschwitz es lo que da que pensar. Uno y otro piden que se les ahorre esa responsabilidad.Sorprende esa reacción en quienes han asumido por entero su papel de testigos. A Semprún le costó lo suyo porque entendió enseguida que tenía que escoger entre la memoria y la vida. Durante dieciséis años optó por la vida, tratando de olvidar el campo con una existencia trepidante como era la del agitador clandestino comunista en la España de Franco. Hasta que se reconcilió con lo inevitable, a saber, que “el débil estertor del moribundo era la patria de la que no podía escapar”. Su centro existencial era la experiencia de muerte que no podía dejar atrás. Murió entonces Federico Sánchez, su nombre de guerra en el Partido Comunista, y el superviviente de Buchenwald apareció encarnado en el autor de memorables relatos.


Se le reconoce a Semprún un enorme talento literario, pero la fuerza de El largo viaje, La escritura o la vida y tantos otros es la carga filosófica de su narrativa. El que fuera estudiante de filosofía en la Sorbona interpretaba el campo como expresión del mal absoluto. El hitlerismo había organizado la vida concentracionaria de manera que el deportado interiorizara que la muerte no era una posibilidad, como para los demás mortales, sino una fatalidad que le esperaba en cualquier segundo de su existencia. La suya era una vida construida para y desde la muerte. Para Semprún ese supuesto nazi era un desafío que no podía eludir y al que tenía que dar una respuesta.


Esto explica la importancia que tienen en sus relatos los moribundos. Era la cita del mal absoluto con el combatiente. Recordemos, por ejemplo, la muerte en sus brazos de su maestro, Maurice Halbwachs, el autor inolvidable de extraordinarias investigaciones sobre la memoria. Semprún le recita a modo de plegaria unos versos de Baudelaire: “Ô Mort, vieux capitaine, il est temps! levons l’ancre! [...] Nos coeurs que tu connais sont remplis de rayons!”, mientras el agonizante sonríe “con la mirada sobre mí fraterna”. O la agonía del bravo Diego Morales, un joven combatiente republicano que hasta había pasado por Auschwitz. Otra vez la poesía, esta vez de César Vallejo, para fraternizar con el agonizante: “Al fin la batalla, / y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre / y le dijo: ‘¡No mueras, te amo tanto!’ / Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.”


Semprún acude a la muerte de Morales, como un año antes a la de Halbwachs, para luchar contra el mal absoluto con el arma de la “fraternización del morir”. Frente a la idea hitleriana de que la muerte era el destino fatal del prisionero, Semprún la presenta como una opción a favor de la vida. Acude a la cabecera de los moribundos para arrebatar el destino al nazi y decirle que “todos nosotros, que íbamos a morir, habíamos escogido la fraternidad de esta muerte por amor a la libertad”. La muerte que el nazi esgrimía como una 
fatalidad era vivida por ellos como una opción libre, fraterna, en favor de un mundo mejor.


En el campo se había librado la gran batalla entre el hombre y la barbarie. Por eso, en su última aparición en Buchenwald, el pasado 11 de abril, invitaba a los europeos a visitar Buchenwald “para meditar sobre el origen de Europa y sus valores”. En un momento como el actual, donde los intereses nacionales o nacionalistas, sobre todo en Alemania, priman sobre la construcción de Europa, esa invitación, a modo de testamento, no debería echarse a perder.
Que a una figura tan lúcida y comprometida como Semprún se le siga negando el reconocimiento debido en España es prueba de la mezquindad de los unos, y de la pervivencia del franquismo, en los otros.


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