"Ás catro da mañá, nunca se sabe se é demasiado tarde, ou demasiado cedo". Woody Allen







miércoles, 26 de diciembre de 2012

Josep Pla en Israel 1957





La reedición en castellano del libro del escritor catalán Josep Pla, Israel, 1957, debe calificarse de acontecimiento afortunado, y además muy oportuno, en el panorama convulsivo de nuestro presente, en el que el prejuicio lamina con simplicidad el juicio y la condena se solapa con la lapidación[1]. Tal consideración estaría justificada, en primera instancia, por la calidad de un material narrativo de primera fila, de un relato de viajes —un «reportaje», lo conceptúa el propio Pla— conducido por un maestro del género y uno de los más grandes prosistas españoles contemporáneos.

Pero, por encima de todo, el enorme valor de esta iniciativa editorial queda patente en el asunto y el territorio transitado, en el argumento y la situación detallada, temas —sea dicho sin la menor tentación hiperbólica— de la más rabiosa actualidad: el nacimiento del Estado de Israel y su futuro. Un acontecimiento histórico, permanentemente puesto en cuestión por muchos.

Josep Pla embarca en la primavera de 1957 en el Theodor Herzl, flamante barco que realiza la travesía inaugural entre Marsella y Haifa, con el propósito de acercarse a la realidad de un país que acaba de fundarse, de un Estado que prorrumpe en la escena internacional bajo el signo de la esperanza, pero también de la tormenta, y que a los nueve años de su fundación, se halla en el foco de la disputa política y diplomática más intensa desde el final de la II Guerra Mundial.

Sobre este pedazo de suelo marcado por el peso del símbolo intemporal de la religión, envenenado moralmente por el odio y el resentimiento y ensombrecido, en fin, por la querella demasiado humana de la política geoestratégica, Pla compone un itinerario espiritual que representa, a la vez, todo un mosaico de datos estadísticos, de sensaciones y reflexiones, en el que no faltan referencias temporales al momento presente.

En el reportaje, el presente es 1957. El tiempo transcurre vertiginoso en el Estado reciente y pujante de Israel. En consecuencia, podría resultar comprensible que, en una primera y rauda apreciación, alguien cuestionase el interés de un documento que discurre en un escenario del que nos separa más de medio siglo, durante el cual han transcurrido muchos y decisivos acontecimientos que obviamente en este ensayo están ausentes. Pero la lectura del texto disuelve de inmediato la prevención.

Para calibrar la medida del texto, debe recordarse —con Pla— que estamos hablando de un país que «interesa a todo el mundo, que apasiona muchísimo. La historia de estos últimos meses lo demuestra copiosamente» (p. 21). Pues bien, lo sorprendente —y, al mismo tiempo, lo desesperante — de esta estimación es que tenga tanto impacto hoy como ayer, lo cual informa de la actualidad de un asunto enquistado, de un caso atorado. Mas ¿cómo empezó todo?

Pla lanza una mirada limpia sobre el nacimiento de un Estado, sobre la gesta del pueblo judío en el campo de Agramante oriental, con la esperanza de lograr una representación lo más completa y objetiva posible —pero que no oculta en ningún momento respeto y admiración—, que su retina registra, su memoria retiene y su pluma describe. El escritor tiene por entonces 60 años y no puede por menos que quedar fascinado al contemplar el esfuerzo heroico de una comunidad incipiente, vigorizada por un idealismo y un patriotismo tales que socavan muchos mitos erigidos por el antisemitismo; verbigracia, el judío como individuo materialista, avaro y regalón.

El pueblo judío ha labrado Israel a partir de un trozo de tierra abandonada, maltratada y malgobernada por la desidia del turco, la dejadez del musulmán y la mezquindad de los anteriores protectores y mandatarios europeos. Insertados tras la diáspora miles de judíos en este desierto —cuya transformación en tierra cultivable y civilizada resulta casi un milagro— sus peores enemigos son, con todo y con mucho, los vecinos: los países islámicos de la región —y del resto del mundo— que le han declarado la guerra a muerte desde el primer día de su existencia.

¿Por qué les odian tanto? Israel es un Estado nacido con una misión, recogida solemnemente en la Declaración de Independencia: ofrecer un hogar a todos los judíos dispersos en la diáspora (la Gola) en este extremo —aunque para nosotros, los españoles, próximo— del continente asiático. Y, en efecto, la población israelí proviene de todas las partes de la Tierra, si bien la procedencia sea mayoritariamente oriental. Lo extraordinario del asunto, «la gran sorpresa», dice Pla, que produce este país, es que tanto los dirigentes políticos y militares como el modo de vida israelí se rigen nítidamente por el modelo occidental.

Israel actuó, desde sus orígenes, siguiendo la forma y el contenido de una democracia parlamentaria, desarrolla una economía liberal de mercado y en la sociedad resultante, las mujeres participan en todas las labores y tareas en igualdad de condiciones que los varones: «Y éste es el hecho —a mi modesto entender— que no podrán nunca digerir los países árabes vecinos de Israel: la presencia de un pueblo no solamente occidental, sino uno de los que más ha contribuido a la formación de la civilización moderna. Sólo hay que recordar que Einstein, Freud y Marx eran judíos.» (p. 55). Palabra de Pla.

Bien pensado —y bien leído el libro en nuestros días—, aquello que podía sospecharse un inconveniente —la fecha de la redacción del reportaje—, demuestra ser una cualidad fructuosa, a saber: la oportunidad de recoger cercanamente las circunstancias del origen del Estado de Israel, de sus aprietos y apreturas. El capítulo Judíos y árabes contiene, por ejemplo, en sólo once páginas, una de las más precisas y clarificadoras síntesis que pueden leerse actualmente sobre un conflicto que todavía hoy estremece al mundo y del que prácticamente nadie se abstiene de opinar, y aun de tomar partido, casi siempre para acostarse hacia «la-causa-palestina-frente-a-la-agresión-israelí».

Basta con acudir a una librería y acercarse a la sección dedicada al tema —lo mismo podría decirse de otras materias palpitantes, como la globalización, por citar otra— para constatar el aplastante desequilibrio de la oferta bibliográfica disponible y la apabullante superioridad de una perspectiva de interpretación y análisis sobre la otra. El solo hecho de que Israel, 1957 pueda aliviar semejante déficit, y de paso probar que la posesión de ideales y de espíritu crítico no es patrimonio de una determinada ideología o «sensibilidad», ya serían razones suficientes para celebrar la fortuna y oportunidad de la reedición de este texto.

Libro comprometido e interesado, no es, sin embargo, apologético y secuaz, como suele ser habitual en otros trabajos sobre este pequeño país en el centro de la tormenta: «He hecho este reportaje con gran interés—confiesa el autor—, porque yo tengo personalmente una gran admiración por este espíritu, que por el hecho de tener como esencia la protesta sistemática constituye la estructura viviente del liberalismo, que es precisamente mi razón de ser.» (p. 256). Fernando R. Genovés.

[1] La presente recensión del libro de Josep Pla, Israel, 1957. Un reportaje, fue publicada bajo el título «El nacimiento de un Estado» en la Revista de Occidente, Madrid, nº 261, febrero de 2003, pp. 148-151. Para esta versión he introducido breves añadidos y pequeñas correcciones de estilo respecto al texto original.

A virtude cívica de Ceferino Díaz

 Miguel Barros (primeiro pola dereita) no Parlamento galego a carón de Ceferino Díaz, Carlos Casares e Ramón Piñeiro
 .

Por Miguel Barros

Gran parte da miña vida política no partido socialista estivo marcada por un diálogo nunca concluido con Ceferino Díaz. Personalidade especialmente hábil para a negociación conseguía sempre salvar os seus obxectivos sen perder a credibilidade ideolóxica dos seus principios.

Procedente do socialismo galeguista pódese considerar a Ceferino o último mohicano político que mantivo no PSdG-PSOE ergueita a bandeira dunha causa perdida na organización estatal do partido.

Quedou so agarrado ó mastro da súa esperanza sen límite, persuadido sempre de que na política, mentres se está, pódese actuar e ser útil.

Ceferino sufreu tódolos golpes e empurróns asistido pola súa vocación incombustible e pola firmeza das súas conviccións. Acariciou a ilusión dun socialismo hispano federalizado. Tentou un socialismo galeguista que sobranceara ó poder institucional de alcaldes e deputados. Loitou por unha organización ideoloxizada e democrática.

Flexible coma un xunco, adaptouse á realidade cruel da correlación de forzas e tivo unha capacidade de sufrimento inagotable para soportar o custe moral das maniobras e troques que implica manterse no precario equilibrio do alambre do poder.

Apesares de reviravoltas e manobras, nunca ninguén insinuou que as súas decisións tiveran outras motivacións que as estrictamente políticas. Sobrio, austero e incorruptible, Ceferino representaba á pureza das virtudes cívicas.

Participamos ardorosamente no debate sobor da capitalidade. O seu traballo foi eficacísimo na negociación da fase final do Estatuto de Galicia. Defendemos convencidos a primeira moción de censura esgrimindo a primacía da institución parlamentaria de Galicia. Estivemos xuntos no congreso de Lugo e tristemente de costas no de Ourense. Fomos con Benito Dorgambide a visitar e coñecer a estructura e funcionamento do parlamento de Cataluña. Defendemos a autoridade do PSdG frente ós embates dos localismos municipalistas. Ante a refundación do PSdG, proposta nos últimos anos da década dos noventa, a nosa colaboración acabou de quebrarse, pero nunca desmaiou a miña confianza na granítica firmeza dos seus principios.

Ramón Piñeiro no alén recibirá a Ceferino para acompañalo no camiño sinuoso das densas sombras do Hades. A executoria inmarcesible das súas respectivas andainas políticas quédannos como patrimonio moral da nosa comunidade nacional de Galicia. Salve compañeiros!

domingo, 23 de diciembre de 2012

Que é o Exército Libre Sirio?...



Entrevista publicada no nº 10 do mensual Al Khat Al Amami (A liña da fronte), outubro-novembro de 2012, órgano da Corrente da Esquerda Revolucionaria en Siria. Publicado orixinalmente en francés en:http://www.lcr-lagauche.be/cm/index.php?view=article&ide=2707:discussion-avec-larmee-libre-a-propos-de-questions-touchant-a-a-revolution-&option=com_content&Itemid=53

14 de decembro de 2012

Quen é realmente o Exército Libre Sirio (ELS) que non deixou de estar en primeira plana desde os primeiros meses da revolución siria? Quen son os seus elementos, cal a súa composición? Cal é a súa estratexia? Segue unha liña ben determinada ou avanza ás apalpadelas? Que papel xoga exactamente sobre o terreo? Para respostar a estas cuestións e a moitas outras, publicamos unha entrevista cun dos dirixentes do ELS, que foi realizada por Ghayath Naissé, militante socialista da Corrente da Esquerda Revolucionaria en Siria -LCR.

Que é o Exercito Libre de Siria, como emerxe durante a revolución, está constituído só de militares e desertores, dispón dunha coordinación entre as súas brigadas a nivel nacional ou non hai máis que grupos illados uns doutros, cada un deles coa súa ideoloxía? Que papel teñen a disciplina militar e a moral revolucionaria nos seus métodos? E, finalmente, cales son os alicerces da súa actividade?
- Ao comezo non había Exército Libre, non existían máis que os servizos de seguridade e os chabbiha do réxime, a maioría dos cales eran funcionarios e empregados da administración, os cuarteis e as institucións militares. Todos estaban colocados baixo a dirección dos servizos de seguridade (Información do Exército do Aire, Seguridade Militar, Seguridade do Estado, Seguridade Política). Cada aparello tiña diversas seccións e o número dos aparellos de seguridade era de dezaoito. Aprovisionaba aos funcionarios (os chabbiha, con porras, porras eléctricas e bastóns coa bandeira do réxime para festexar a dispersión das manifestacións. Todo isto ocorría durante o seis primeiros meses). Estas medidas eran utilizadas só os venres cando as manifestacións saían das mesquitas tras a oración da tarde. O réxime fretaba semanalmente autobuses para transportar os chabbiha ás zonas das manifestacións e o seu número dependía da zona en que se producían as manifestacións; cando o réxime mostrouse incapaz de dispersar as manifestacións recorreu aos gases e cando ésto non foi suficiente aos disparos de armas de fogo. Moitos manifestantes morreron. No referido ao réxime isto é o que houbo no período do seis primeiros meses. Ao lado dos manifestantes, non había máis que os berros nas manifestacións e as pancartas. Tras cada asasinato perpetrado polo réxime, escoitábase algún berro de que había que adquirir armas, calquera arma, pero enfronte estaba a reprobación da esmagadora maioría á simple evocación do recurso ás armas.

Até o mes de Ramadán de 2011, é dicir ao cabo de seis meses da revolución, non fixera a súa aparición ningunha arma, a pesar dos asasinatos, as aldraxes, a tortura, as violacións de domicilio. Este período está tamén marcado polas tentativas do réxime de deixar caixas de armas nos domicilios a fin de acusar á poboación de tal ou cal rexión de estar armada, pero sen éxito.
- En outubro e novembro de 2011, algunhas persoas que perderan un pai, un irmán ou outro ser querido, comezaron a adquirir un revólver e no mellor dos casos un fusil ruso. Algúns venderon os seus obxectos de valor ou os da súa esposa, como ouro, para mercar armas. Estes individuos, civís, formaron grupos e aplaudiron ao Exército Libre cando escoitaron falar del. Non había ningunha coordinación entre os grupos dunha rexión a outra. En decembro de 2011, as desercións no seo do exército do réxime aumentaron e comezamos a escoitar falar de grupos e de brigadas. No mellor dos casos a brigada tiña no seu seo dous ou tres oficiais. A coordinación entre eles era débil debido á multiplicación das canles de apoio que emanan de partes do consello nacional, de individuos ou de personalidades, xa estivesen en Siria ou no estranxeiro. Había tamén brigadas sen nin un só oficial, de simples militares ou recrutas que se negaron a facer o seu servizo militar. Estas formacións estaban aí para defender as manifestacións, logo comezaron a defender ás poboacións cando se produciu a escalada da represión e a "chabbización" do réxime. A moral da revolución está presente nestas brigadas, aínda que hai que recoñecer aspectos negativos, que teñen as súas causas. Queremos manter a disciplina, o respecto e a aplicación da moral revolucionaria despois que apareceron as armas, pero hai pouca experiencia e unha cultura superficial de quen supervisan a eses grupos de carácter islámico moderado e tradicional.

Cal é o papel que asignades ao Exército Libre de Siria? Trátase só da protección dos civís nas manifestacións e das masas fronte aos ataques das forzas do réxime de Assad e dos seus chabbiha ou estimades que debe xogar un papel fundamental na liberación de Siria dese réxime? Ademais, cal é a mellor estratexia, na túa opinión, para facer caer o réxime e construír unha Siria libre, democrática, xusta, laica e na que haxa igualdade entre todos?
- O réxime é responsable ao 100% de todo o que ocorreu. As armas fixeron a súa aparición despois que a xente se fartase dos asasinatos perpetrados polos servizos de seguridade do réxime e os chabbiha, dos asasinatos de manifestantes, dos que ían aos enterros, das poboacións. Estimamos que no momento actual non é posible facer caer o réxime só mediante unha acción pacífica e é necesaria unha acción militar de carácter defensivo efectivo. No que se refire aos ataques dispersos, son para acabar cos puntos desde os que nos disparan. A parte disto, as operacións son xeralmente defensivas e non ofensivas. A mellor estratexia para facer caer este réxime consistiría en harmonizar os combates pacífico e militar para construír a Siria da democracia, a Siria da xustiza e da igualdade.

Para completar a pregunta precedente, hai unha coordinación cotiá e efectiva entre vós e os comités da loita revolucionaria cotiá, tedes unha visión ou un programa político propio para lograr a vitoria da revolución? Se non o tedes, que principios xerais adoptastes, cal é a vosa idea de Siria despois da caída do réxime e como vos expondes o voso papel o día de mañá?
- A coordinación cotiá e efectiva coas demais rexións consolídase coa constitución dun consello local de cada rexión, pois cada consello local componse das comisións de socorro, información, financeira, militar, de organización do movemento pacífico (as manifestacións), médica; e dun comité de coordinación e seguimento das relacións entre esas comisións, e entre o consello local dunha determinada rexión e os consellos locais das demais rexións. A vitoria da revolución suporá un impulso para a coordinación entre os grupos ou os comités en todas as rexións e unha xeneralización da experiencia dos consellos locais. Para realizar estas arduas tarefas hai que volver á esencia mesma da revolución siria, que é unha revolución popular pola liberdade e a dignidade. Noutros termos, non é unha revolución guiada por un partido, unha oposición ou unha ideoloxía; por conseguinte correspóndenos deixar de lado ou neutralizar esas referencias e convencer á mocidade de que todo iso estará á orde do día tras a caída do réxime e cando haxa un poder elixido; e mentres tanto traballar en unificar as filas para enfrontarnos ao réxime e non ter máis que unha única dirección das operacións.

Cal é a vosa posición fronte á cuestión confesional, que o réxime para tentar romper a unidade do pobo sirio, e que fixestes ou que facedes na práctica para enfrontarvos ao problema?
- Desde o comezo, o réxime utilizou non só a cuestión confesional senón tamén o xegionalismo, o tribalismo, a relixión, xogando coa composición demográfica dunha rexión dada. Para facer fronte a isto hai que concienciar á xente de forma xeral e aos elementos armados en particular sobre o xogo sucio do réxime, que se resume en "dividir para reinar". Isto pasa tamén polo apoio aos activistas, homes e mulleres, das demais confesións ou compoñentes que acoden ás zonas armadas, para facer festas e cánticos revolucionarios ou ás prazas da liberdade nas manifestacións.

Que respondedes as alegacións do réxime sobre a existencia nas brigadas do Exército Libre de combatentes árabes ou estranxeiros, salafistas ou yihaidistas? Existen no seu seo, como afirma o réxime, grupos que dependen do goberno de Qatar, de Arabia Saudita e de Turquía?
- Nada do que di o réxime ten fundamento. Se hai grupos yihaidistas, son moi poucos e non representan nada. Globalmente, son mal percibidos polas diferentes franxas do noso pobo, que se caracteriza pola súa moderación relixiosa e sacrificou batallóns de todas as confesións na revolución da independencia. E hai que engadir que non esquecemos que o asasinato e o crime procrean o extremismo e con todo hai un sangue frío produto dunha historia civilizada. Pola nosa banda, estimamos, sen a menor dúbida, que a vitoria da revolución do pobo sirio sobre este réxime covarde e decrépito está próxima.

Que mensaxe desexas transmitir a quen dubidan aínda de enrolarse na revolución? Cal é a vosa mensaxe ás masas insurrectas do noso pobo a pesar da enormidade dos sacrificios realizados? E a túa mensaxe aos amigos e aos apoios da revolución siria na rexión e en todo o mundo?
- A quen teñan dúbidas dígolles que miren por se mesmos, lonxe do réxime e da súa información, e que fagan unha lectura diferente, que saian e vexan cos seus propios ollos quen destrúe, bombardea e quen viola. Tedes que mirar cos vosos propios ollos e sumarvos á maioría revolucionaria, pois ese réxime é un criminal que non respecta nada. Esta caendo. E digo aos revolucionarios heroicos e aos actores desta epopea histórica: debuxades un novo futuro non só para vós mesmos e para os vosos fillos, senón tamén para toda a rexión árabe e a súa contorna. É a razón pola que todos continúan unidos como espectadores contra a nosa revolución. Digo aos amigos dos pobos sirio, revolucionarios da primavera árabe ou pobos oprimidos por réximes despóticos que a nosa revolución é a vosa revolución. Será a qibla [muro das mesquitas que mira á Meca] e o minarete da vosa emancipación e que esperamos que os vosos corazóns estean connosco e non se cansen de prestarnos axuda contra ese tirano.

martes, 18 de diciembre de 2012

A necesidade de Europa...


Por Emilio Lamo de Espinosa*
ABC - 14.11.2012

A partir dos anos 40 do pasado século, unha das grandes figuras da brillante intelectualidade centroeuropea, o filósofo checo Jan Patocka, perseguido primeiro polos nazis e máis tarde polos comunistas, e afogado polo drama da guerra, o Holocausto e o Gulag, foi elaborando escritos varios que se publicaron máis tarde co título de Europa despois de Europa. Para entón facía décadas que falecera; en 1977 asinara xunto a Vaclav Havel a Carta77, o que lle levaría ao cárcere, a un interrogatorio brutal de máis de once horas e, poucos días despois, á súa morte. Naquelas análises Patocka daba testemuño da aparición dun mundo «poseuropeo» nunha era que, con visión profética, denominaba a «era planetaria». Como antes Stefan Zweig, Patocka aseguraba que Europa "suicidouse" nas dúas guerras mundiais, pero con todo xerara unha «mundialización» das súas institucións nunha «herdanza espiritual» que habería que recuperar. Europa, concluía Patocka, debía repensarse nese novo mundo poseuropeo.

A idea estaba no aire, pois era unha máis das evidentes consecuencias da guerra. Por aqueles mesmos anos (concretamente o 16 de febreiro de 1955), o gran historiador británico Barraclough pronunciaba na Universidade de Liverpool unha transcendental conferencia titulada "A fin da historia europea", na que aseguraba que, tras pasar da Era Mediterránea á Era Europa e, tras ela, á Era Atlántica, vemos agora emerxer unha Era do Pacífico que nos forza pensar o mundo doutro xeito. Iso non significa -continuaba Barraclough- «que a historia europea haxa terminado», por suposto. Pero si «que deixa de ter significación histórica» e pasa a ser unha «historia rexional» máis, xa non «a historia do mundo», como foi durante os últimos séculos. Ambos tiñan razón e a causa última diso radica, como ocorre con frecuencia, na demografía, que é o destino, segundo escribiu Augusto Comte. Efectivamente, entre 1950 e o ano 2000 a poboación mundial duplicouse, pero case todo ese crecemento tivo lugar no chamado Terceiro Mundo. E así, se naquela data (1950), antonte como quen di, dos dez países máis poboados do mundo seis eran europeos, hoxe, do vinte máis poboados, hai só un, Alemaña. Europa era entón máis do 25% da poboación do mundo, pero hoxe é bastante menos do 10% e para mediados deste século será pouco máis do 6%. As dúas Américas, norte e sur, serán entón outro 6% ou 7% aproximadamente cada unha, e todo o vello Occidente sumará pouco máis do 20%. Mentres, Asia é xa o 60%, e África leva camiño de ser máis do 20%. Dez asiáticos e tres africanos por cada europeo. E falamos de cantidade de poboación, non de calidade, pois a consecuencia do escaso crecemento é o acelerado envellecemento da poboación europea.

Durante algunhas décadas esta asimetría demográfica entre Occidente (the West) e o resto (the rest) carecía de relevancia, pois sobre ela se superpuña outra asimetría, inversa á anterior, de produtividades percápita. Eramos poucos, si, pero con altísima produtividade comparada. Pero esa vantaxe está a desaparecer ao ritmo dunha acelerada difusión de tecnoloxías (duras e brandas), que xera unha acelerada converxencia de produtividades. Lembremos que o PIB dun país é só poboación x produtividade percápita, de modo que se converxen as produtividades as potencias demográficas dóbranse de potencias económicas, que se dobran á súa vez en potencias militares e estratéxicas. E así, Europa occidental, que chegou a ser o 33% do PIB mundial na época dourada da Revolución Industrial, descendeu a un 20% aproximadamente, e segue descendendo. Mentres, China é xa a segunda economía do mundo, que pode alcanzar á dos Estados Unidos nun par de décadas, se non antes. En PPA a India é a cuarta, Rusia a sexta, Brasil a oitava, México a undécima, Corea do Sur a duodécima; todos, por certo, por diante de España, que en poucos meses descendeu á posición décimo terceira. E o poder económico, por suposto, dóbrase en poder político e militar. China gaña xa máis votacións en Nacións Unidas que Europa, cando fai un par de décadas era ao contrario. E China ou India, con exércitos que son xa inmensos (de máis de 2,5 millóns de homes o de China), e nuclearizadas, están a construír aceleradamente armadas oceánicas para asegurar as rutas de subministración dos seus recursos a través do mar do Sur, sen esquecer o control do espazo (e India proponse chegar á Lúa).

Barraclough tiña razón. Durante máis de trescentos anos a historia do mundo, a historia de América, de Asia ou de África, escribiuse aquí, en Europa, escribiuse nel Escorial ou en Lisboa, en Londres, París, Berlín, máis tarde en Washington. Isto xa non é así. Tras a segunda guerra mundial Europa perdeu os seus imperios coloniais e, de feito, entre 1945 e 1991, foi ela mesmo territorio colonizado por potencias periféricas, extraeuropeas, polos Estados Unidos ou a Unión Soviética, incapaz de controlar o seu propio destino.

Pois ben, a pregunta agora é se nos próximos séculos Europa será quen de cando menos controlar o seu propio destino ou, como lle ocorreu ao resto do mundo antes, ese destino escribirase en Beijing ou outro lugar. En todo caso, o que os historiadores chamaron a Era de Europa, que comezou coas grandes navegacións de altura dos iberian pioneers (en acertada expresión de Toynbee; un dos primeiros foi Juan Sebastian Elcano) tocou ao seu fin.

Hai alternativa? Pode. O 19 de setembro de 1946, pouco despois de que calase o ruído das armas, no seu famoso discurso de Zúric, dicía Churchill: "Hai un remedio que, se se adoptase dunha maneira xeral e espontánea, podería cambiar todo o panorama por sorpresa, e en poucos anos podería converter a Europa, ou á maior parte dela, en algo tan libre e feliz como é Suíza hoxe en día. Cal é ese eficaz remedio? É volver crear a familia europea".

Pois ben, o desexo de Churchill cumpriuse, a «familia europea» xa está creada e Europa é tan «libre e feliz como Suíza». Pero aquel desexo contiña unha profunda ironía que hoxe vemos con claridade: o de transformarnos nunha sociedade de alta calidade pero illada e ensimesmada: ser «a Suíza do mundo». Un fermoso e elegante parque temático, belo, culto, sofisticado e decadente, un lugar ideal para vivir, onde os ricos do mundo enviarán aos seus fillos a estudar e manterán residencias secundarias, cheo de museos, óperas e teatros, pero pechado ao mundo, illado e irrelevante. Quizá non seremos problema para ninguén, pero tampouco a solución de ningún problema. Non nos enganemos, ese non é o futuro, senón en boa medida o presente, e así nos ven xa no resto do mundo. Para os habitantes do planeta os Estados Unidos son a gran potencia indiscutible (81%), seguida por China (50%), e xa moi por detrás, e case empatados, por Rusia (39%), Xapón (35%) e a UE e o Reino Unido (igualados no 34%). Un ranking que non deixa de ser sorprendente: a UE non é percibida como máis poderosa que o Reino Unido, Xapón ou Rusia! Pero máis interesante é analizar quen outorga á UE esa mediocre posición, pois, mentres que o 81% dos alemáns ou o 76% dos ingleses aseguran que a UE é hoxe un "poder mundial", só pensan o mesmo o 5% dos indios, o 12% dos brasileiros, o 13% dos rusos ou o 20% dos xaponeses. Os europeos estamos convencidos de que somos unha potencia mundial, pero, desgraciadamente, o mundo non se decatou. Algo debemos de facer moi mal para ser así percibidos.

Este é inevitablemente o noso transfondo, aínda que non o saibamos aínda: o dun mundo poseuropeo e unha Europa despois da Era de Europa. O tamaño importa, vaia se importa. Somos pequenos e non estamos unidos. Por iso necesitamos máis Europa, non menos, e necesitámola xa mesmo (quizais onte), non mañá ou pasadomañá. Ten toda a razón Durao Barroso: ou máis Europa, ou a irrelevancia.

*Emilio Lamo de Espinosa é presidente do Real Instituto Elcano de Estudos Internacionais e Estratéxicos.

jueves, 13 de diciembre de 2012

Cómo curar a un fanático?...


Fragmento do ensaio "Sobre a natureza do fanatismo" do libro Contra o fanatismo de Amos Oz
Por Amos Oz

¿Cómo curar a un fanático? Perseguir a un puñado de fanáticos por las montañas de Afganistán es una cosa. Luchar contra el fanatismo, otra muy distinta. Me temo que no sé exactamente cómo perseguir fanáticos por las montañas, pero puede que consagre una o dos reflexiones a la naturaleza del fanatismo y a las formas, si no de curarlo, al menos de controlarlo. Se trata de una lucha entre los que piensan que la justicia, se entienda lo que se entienda por dicha palabra, es más importante que la vida y aquellos que, como nosotros, pensamos que la vida tiene prioridad sobre muchos otros valores, convicciones o credos. La actual crisis del mundo, en Oriente Próximo, o en Israel/Palestina, no es consecuencia de los valores del islam. No se debe a la mentalidad de los árabes como claman algunos racistas. En absoluto. Se debe a la vieja lucha entre fanatismo y pragmatismo. Entre fanatismo y pluralismo. Entre fanatismo y tolerancia. El 11 de septiembre no es consecuencia de la bondad o la maldad de Estados Unidos, ni tiene que ver con que el capitalismo sea peligroso o flagrante. Ni siquiera si es oportuno o no frenar la globalización. Tiene que ver con la típica reivindicación fanática: si pienso que algo es malo, lo aniquilo junto con todo lo que lo rodea.

El fanatismo es más viejo que el islam, que el cristianismo, que el judaísmo. Más viejo que cualquier Estado, gobierno o sistema político. Más viejo que cualquier ideología o credo del mundo. El fanatismo es un componente siempre presente en la naturaleza humana, un gen del mal. La gente que ha volado clínicas donde se practicaba el aborto en Estados Unidos, los que queman sinagogas y mezquitas en Alemania, sólo se diferencian de Bin Laden en la magnitud pero no en la naturaleza de sus crímenes. Desde luego, el 11 de septiembre produjo tristeza, ira, incredulidad, sorpresa, melancolía, desorientación y, sí, respuestas racistas –antiárabes y antimusulmanas– por doquier. ¿Quién habría pensado que al siglo XX le seguiría de inmediato el siglo XI?


Mi propia infancia en Jerusalén me ha hecho experto en fanatismo comparado. El Jerusalén de mi niñez, allá por los años cuarenta, estaba lleno de profetas espontáneos, redentores y mesías. Todavía hoy todo jerosolimitano tiene su fórmula personal para la salvación instantánea. Todos dicen que llegaron a Jerusalén –y cito una frase famosa de una vieja canción– para construirla y ser construidos por ella. De hecho, algunos (judíos, cristianos, musulmanes, socialistas, anarquistas y reformadores del mundo) han acudido a Jerusalén no tanto para construirla ni ser construidos por ella como para ser crucificados o crucificar a los demás, o para ambas cosas al mismo tiempo. Hay un trastorno mental muy arraigado, una reconocida enfermedad mental llamada “síndrome de Jerusalén”: la gente llega, inhala el aire de la montaña y, de pronto, se inflama y prende fuego a una mezquita, a una iglesia o a una sinagoga. O si no, se quita la ropa, trepa a una roca y comienza a profetizar. Nadie escucha jamás. Incluso hoy, incluso en la Jerusalén actual, en cada cola del autobús es probable que estalle un exaltado seminario callejero entre gente que no se conoce de nada pero que discute de política, moral, estrategia, historia, identidad, religión y de las verdaderas intenciones de Dios. Los participantes en dichos seminarios, mientras discuten de política y teología, del bien y del mal, intentan no obstante abrirse paso a codazos hasta los primeros puestos de la fila. Todo el mundo grita, nadie escucha. Excepto yo. Yo escucho a veces y así me gano la vida.

Confieso que de niño, en Jerusalén, yo también era un pequeño fanático con el cerebro lavado. Con ínfulas de superioridad moral, chovinista, sordo y ciego a todo discurso que fuera diferente del poderoso discurso judío sionista de la época. Yo era un chico que lanzaba piedras, un chico de la “Intifada” judía. De hecho, las primeras palabras que aprendí a decir en inglés, aparte de yes o no, fueron British go home!, que era lo que los chicos judíos solíamos gritar a las patrullas británicas de Jerusalén mientras las apedreábamos. Tal vez sea hora de que toda escuela, toda universidad, organice al menos un par de cursos de fanatismo comparado, ya que surge por doquier. No me refiero sólo a las manifestaciones obvias de fundamentalismo y fervor ciego. No me refiero sólo a los fanáticos declarados, ésos que vemos al otro lado de la pantalla del televisor entre multitudes histéricas que agitan sus puños contra las cámaras mientras gritan eslóganes en lenguas que no entendemos. No, el fanatismo surge por doquier. Con modales más silenciosos, más civilizados. Está presente en nuestro entorno y tal vez también dentro de nosotros mismos.


¡Conozco a bastantes no fumadores que te quemarían vivo por encender un cigarro cerca de ellos! ¡Conozco a muchos vegetarianos que te comerían vivo por comer carne! Conozco a pacifistas (algunos de mis colegas del Movimiento de Paz israelí, por ejemplo) deseosos de dispararme a la cabeza sólo por defender una estrategia ligeramente diferente de la suya para lograr la paz con los palestinos. No estoy diciendo que cualquiera que alce su voz contra cualquier cosa sea un fanático. No estoy sugiriendo que cualquiera que manifieste sus opiniones vehementes sea un fanático. Digo que la semilla del fanatismo siempre brota al adoptar una actitud de superioridad moral que impide llegar a un acuerdo. Es una plaga muy común que, por supuesto, se manifiesta con diferentes grados. Un o una militante ecologista puede adoptar una actitud de superioridad moral que le impida llegar a un acuerdo pero causará muy poco daño si lo comparamos, digamos, con un depurador étnico o un terrorista. Aun más, todos los fanáticos sienten una atracción, un gusto especial por lo kitsch. Al mismo tiempo, descubriremos que, a menudo, los fanáticos son sentimentales sin remedio.

Un querido amigo y colega mío, el novelista israelí Sammy Michael, tuvo una vez la experiencia, que de vez en cuando tenemos todos, de ir en un taxi durante largo rato por la ciudad con un conductor que le iba dando la típica conferencia sobre lo importante que es para nosotros, los judíos, matar a todos los árabes. Sammy Michael lo escuchaba y, en lugar de gritarle: “¡Qué hombre tan terrible es usted! ¿Es usted nazi o fascista?”, decidió tomárselo de otra forma y le preguntó: “¿Y quién cree usted que debería matar a todos los árabes?” El taxista dijo: “¿Qué quiere decir? ¡Nosotros! ¡Los judíos israelíes! ¡Debemos hacerlo! No hay otra elección. ¡Y si no, mire lo que nos están haciendo todos los días!” “Pero ¿quién piensa usted exactamente que debería llevar a cabo el trabajo? ¿La policía? ¿O tal vez el ejército? ¿El cuerpo de bomberos o equipos médicos? ¿Quién debería hacer el trabajo?” El taxista se rascó la cabeza y dijo: “Pienso que deberíamos dividirlo entre cada uno de nosotros, cada uno de nosotros debería matar a algunos”. Y Sammy Michael, todavía con el mismo juego, dijo: “De acuerdo. Suponga que a usted le toca cierto barrio residencial de su ciudad natal en Haifa y llama usted a cada puerta o toca el timbre y dice: ‘Disculpe, señor, o disculpe, señora. ¿No será usted árabe por casualidad?’ Y si la respuesta es afirmativa le dispara. Luego termina con su barrio y se dispone a irse a casa, pero al hacerlo, oye en alguna parte del cuarto piso del bloque llorar a un recién nacido. ¿Volvería para dispararle al recién nacido? ¿Sí o no?” Se produjo un momento de silencio y el taxista le dijo: “Sabe, es usted un hombre muy cruel”.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Interesante entrevista con Xoán Bascuas...

A só tres días do Congreso Constitinte de Compromiso por Galicia onte o xornal dixital Praza.com publicaba esta entrevista que coido ten interese non só polas previas a cita congresual senón tamén polo futuro de CxG como forza galeguista na procura da súa consolidación.

"Queremos transformar este país e o primeiro é configurarmos unha alternativa de Goberno"

Unha entrevista de David Lombao - 12.12.2012

Compromiso por Galicia atópase nun momento de "definición" do que "quere ser" no futuro. Ás portas do seu primeiro congreso no que, o vindeiro día 16, se constituirá como partido político, o seu líder, Xoán Bascuas, reflexiona sobre o camiño a seguir. Dende a asunción dos "malos resultados" colleitados no seu primeiro paso polas urnas, o pasado 21 de outubro, Bascuas mantén que CxG ten futuro e marxe para afianzarse no panorama político do país, tamén para ser "alternativa" ao actual Executivo do PP.

Tras as urxencias para concorrer ás eleccións e despois da análise máis 'en quente', que balance fai dos resultados de Compromiso o 21-O?

Os resultados non é que non fosen satisfactorios, é que nin por asomo se aproximaron ao esperado, nin sequera na última semana de campaña, na que houbo unha dinámica bipolarizada entre o PP e Xosé Manuel Beiras. Foron malos. Que contribuíu a ese resultado? Os nosos referentes, sendo coñecidos, non o son tanto como outros líderes. Esa dinámica bipolar non nos favoreceu a nós e a ningunha outra forza máis que ao PP e AGE. Pero nós tamén temos responsabilidades, temos que ser autocríticos: non dispuxemos dunha definición clara ou, mellor dito, non fomos quen de que a xente percibise que tiñamos unha definición clara, ao que se engadiu a etiquetaxe que outros facían por nós.

De cara ao seu congreso ese é un dos obxectivos, clarificar as liñas básicas do que é CxG e ubicar o partido dentro dos eixos clásicos de esquerda-dereita, do nacionalismo?

Interésanos moito deixar claro onde nos ubicamos nos parámetros clásicos da cuestión ideolóxica. E aí hai un debate tan intenso como interesante. Todo apunta a que nos imos manexar nos eixos do galeguismo e do progresismo e tamén da socialdemocracia. Hai emendas que non queren unha definición tan clara no eixo esquerda-dereita e hainas de quen quere profundar moito máis nese sentido. A sensatez, a vontade integradora e a xenerosidade terán que facer que academos un espazo no que todos nos sintamos cómodos. Viñemos dicindo que non nos importan as etiquetas, pero quizais importen moito máis.



Esa definición pode axudar a realizar unha travesía que, se cadra, pode ser considerada no deserto ou, cando menos, de inicio dun novo camiño ata vindeiras convocatorias electorais?

Non me gusta moito a expresión "no deserto", porque ten unha orixe bíblica vinculada a Moisés, que non milita en Compromiso [ri]. Este congreso é para que nós saibamos que queremos, como o queremos e onde queremos chegar. De aí que sexa importante non só a participación da xente, senón que exista un amplo grao de satisfacción co que se acorde, porque con eses vimbios temos que construír o noso futuro. Hai un elemento engadido que hai que poñer en valor: nestas eleccións non hai ningunha forza política con vontade de constituír unha alternativa de Goberno real a Feijóo. Houbo unha que non gozou de confianza suficiente e mesmo baixou en votos e escanos, o PSOE, e as outras dúas presentáronse como forzas de oposición aguerrida e contundente, pero non como alternativa de Goberno. A nós, humildemente, gustaríanos non só presentarnos no eixo ideolóxico, senón presentar o que queremos facer e como o queremos facer, acreditando en que para transformar este país o primeiro é configurar unha alternativa de Goberno. Non pode ser que alguén diga que nunca vai participar nun Goberno galego, porque unha forza política non pode ter vontade unicamente de oposición.

Isto acontece nun momento de reflexión interna en varias forzas políticas, tamén no propio PSdeG-PSOE. Compromiso aspira a ser o referente de parte do electorado e da base social dos socialistas?

Hai movementos no PSOE que a propia militancia debe xulgar. Por enésima vez hai un segmento que, inasequible ao desalento, persevera na idea de transformar o PSdeG-PSOE nun partido galeguista e socialdemócrata. Creo que os feitos demostran de forma redundante que iso é materialmente imposible, como ten amosado a súa conduta no Congreso dos Deputados, votación tras votación, sempre que se puñan en xogo os intereses de Galicia. Se aí hai quen, seguindo preceptos ideolóxicos, se define baixo os parámetros do galeguismo e da socialdemocracia, ten que saber que ten sitio para ser construtivo e proactivo en CxG, ese é o seu lugar. É lóxico que o ámbito de traballo sexa ese.

Os textos que están a debater estes días sintetizan a aposta política de Compromiso en termos de “revolución tranquila”. Como a concretaría?

Hai tres modelos de acción política: a reforma, a reacción e a revolución. E a reacción e a revolución poden ser cruentas. Pero, que hai máis revolucionario que o sentido común? Agora mesmo estamos na contudencia verbal, quéresenos retraer a épocas pretéritas nas que a palabra era empregada como arma arreboladiza, nas que a proclama incendiaria se pretendía utilizar como argumento político... Propoñer sensatez, medidas en construtivo, co diálogo como ferramenta principal en democracia, para min é unha revolución feita dende o apouso, a serenidade, o sentidiño e a tranquilidade.

O primeiro gran horizonte de Compromiso serán as municipais de 2015?

Se todo vai co ordenamento previsto, as eleccións de principal impacto serán as municipais. Tamén vai coincidir cunha iniciativa coa que empoderamos as agrupacións locais, que van ter unha ampla autonomía á hora de manexarse, poderán tomar elas principalmente as súas decisións. Temos vocación municipalista sen perder o horizonte de que Galicia e unha nación; tense entendido que ambas cousas son contraditorias, pero non é así. Temos tempo para implantarnos territorialmente nas localidade nas que non temos presenza e é no que traballaremos.



Apostan por implantarse directamente ou seguir na liña inicial, de cooperar con outras forzas de carácter local?

A cooperación é para nós unha máxima que queremos incorporar ao noso acervo político. As municipais van depender moito das decisión de cada agrupación local, outra cousa é que poidamos dar orientacións a nivel xeral. Na miña opinión o que é importante que saiba a xente é que o nome de Compromiso por Galicia irá nas papeletas das municipais. Nós non somos aínda unha marca coñecida, temos que traballar moito nese sentido.

Todo este proxecto terá que estar encabezado por persoas concretas. Todo apunta a que vostede seguirá á fronte...

O noso procedemento vai ser por listas abertas e haberá que ver como se desenvolve. Haberá xente que participou no proceso constituínte e que continuará nos vindeiros anos de traballo

lunes, 10 de diciembre de 2012

Carlos Penela. Acaso o inverno...

 Eu con Carlos Penela nun parque da súa Viena adoptiva

Achego a crítica de Arturo Casas ao poemario Acaso o inverno. (Ediciós do Castro) de Carlos Penela publicado en Grial, 155 (2002)

No ano 1998, tras gañar o VI Premio "Espiral Maior", Carlos Penela (Vigo, 1975) publicaba o seu primeiro libro de poemas, As linhages do frio. Escolleu entón para a cuberta o debuxo dunha das máquinas ideadas por Leonardo da Vinci, unha especie de guindastre móbil que actuaba na capa como anticipo gráfico da poética propia: o artiluxio visionario e verosímil do xenio toscano como emblema do oficio e do esforzo sometidos a un principio de rigor e de eficacia funcional, sen renunciar nunca á proporción, que é un dos nomes da beleza xa desde o vello Pitágoras.
 
Carlos Penela presenta agora Acaso o inverno. De novo, un libro galardoado. Nesta ocasión co XIII Premio de poesía "Eusebio Lorenzo Baleirón", que o Concello de Dodro convoca para manter viva a memoria do poeta que a morte chamou tan cedo. Esta circunstancia repetida dun premio como (única) fe de vida autorial, sen correlato con outras aparicións, maiores ou menores, convida a lembrar que hai algunhas razóns polas que este escritor non ten tan doado o acceso ás imprentas poéticas coma outros membros da súa promoción xeracional. A máis obvia é a das súas opcións ortográficas, non absolutamente coincidentes nos dous libros, pero en calquera caso distintas das pautas oficializadas. Outra razón é a derivada da súa comprensión persoal do que sexa o oficio de escribir, lonxe de amparos grupais e de converxencias ocasionais máis ou menos espontáneas. Nisto hai tamén un afastamento evidente en relación coas tendencias dominantes.

Penela semella ollar as cousas e o mundo desde unha singular cordialidade ontolóxica que repudia toda manobra deturpadora, toda ocultación da verdade. Contempla o mundo e fala del como dunha rosa exhumada que só a vontade decidida é quen de arrancar ó alleamento, á falsificación. É unha mirada non impositiva nin apropiatoria, de raizame ecolóxica e relixiosa, porque no fondo procura o religamento do que foi esgazado por unha intervención tan ruda coma postiza. A súa voz meditativa e moral, nidiamente allea a calquera modulación efectista, está educada na disciplina da razón pero non é estrictamente racionalista malia o rigor cartesiano das arquitecturas poemáticas constituídas. Poesía contida, ábrese con decisión hermenéutica ó que informan as pedras e a edra no seu rumor orixinario, os vestixios todos nos que se deita a ollada, incluídos certamente os textos, a tradición, tamén os recordos.
 
En parte, é unha poesía sobre ruínas, é poesía de ruínas, xénero discursivo de signo habitualmente apostrófico que demanda alegorese por parte do lector, desciframento do evidenciado á vista como destrucción, como final. Só que aquí non se trata de monumentos, de murallas ou de antigas cidades, senón de algo menos tanxible e máis extenso, todo un mundo que se vai, unha maneira de relacionarse coa terra mediante unha cultura e unha lingua. E como en toda poesía de ruínas converxen dúas dimensións, a fáctica e a histórica. Importan os obxectos e as realidades referidas tanto como a historicidade súa e a dos axentes do discurso. Tamén a do lector, aludido e implicado polo texto. Ó tempo predisposta a localizar as converxencias posibles entre pensamento e sentimento, a poesía de Carlos Penela sería sentimental só na vella acepción romántica que ilustrou a autoconsciencia nos procedementos formais e a súa adecuación exacta a un designio de intervención que debeu case todo á certeza ilustrada sobre a posibilidade dunha era nova.

A actitude priorizada en Acaso o inverno é a contemplación, unha contemplación non precisamente mística, porque na mística hai sempre unha capitalización da ferida. Aquí, a contemplación é en cambio civil e cultural no sentido en que o foron a desafección de Ezra Pound ou a de Rilke, incluso xa a de William Blake ou Thomas Hardy, polos costumes lexitimadores dunha civilización desarraigada e mercantilista que o norteamericano concretou na noción de usura. De maneira que a única mística sería a da propia dedicación á escrita, á lenta construcción da obra, cabe imaxinar que con fases moi introspectivas, de afastamento de aquilo que o surrealista portugués Alexandre O'Neill apelaba como a vidinha e que Carlos Penela nomea nalgún poema como a frialdade da existencia, ese periplo de perdas reais e empíricas, do día a día, ese irmos renunciando sen excesiva resistencia ó irrenunciable.

Un dos ámbitos principais nos que se representa a perda é a paisaxe rural, introducida por Penela con mecanismos discursivos non moi frecuentes na poesía galega pero si connaturais á tradición antes apuntada, ampliable aínda a outros autores citados de xeito explícito nalgúns dos lemas que acompañan os textos: o norteamericano James Wright, a irlandesa Eavan Boland ou o inglés John Berger. Refírome, por exemplo, á polifonía prosopopeica (presente en "Como unha pregária de cinza", p. 15), ó recurso á parábola (en "Abril de 1933 para K.P. Kavafis", p. 41), a unha epifanía refundada en sentido moral e social antes que intelectual ou espiritual (en "Revelando-se neste vento duro", p. 27), a unha certa afirmación do eu poético en canto individuo exiliado (no fermosísimo "Baixo as cúpulas de Leipzig", pp. 44-45). Practicamente todas esas cordas aparecen xuntas no sexto poema da segunda parte do libro (p. 26), a que dá título ó volume:
Considera onde findan as tuas palabras.
Esa mesma iluminación fugaz
delongando-se sobre a contemplación do inerte
(o ábrego alourando as estivadas,
os estanques, o suceder de cada folla...)
As molladas crestarias cada tarde.
O secreto de todas esas voces,
o mármore amargo de todos eses pasos.
Considera o inverno. A sua caída,
a sua presenza como unha sentina
onde ainda se alastra o rumor dos que partiron.
Non sentes a fria pulsación de tanto desarraigo
non sentes como un apouvigar de broza
na tua alma?
Considera onde findan as tuas palabras.
Esta maxestade vencida do amor. O desencanto.
A madurez da sua sombra.

O ton máis apropiado é en efecto o elexíaco, o cal non implica merma da lucidez nin tampouco que o discurso sexa inerme perante a oprobio en calquera das súas variantes. O que ocorre é que, antes que análise, nesta poesía comparece unha opción pola síntese e pola abstracción, que semella de liñaxe romántica, emparentada cos ritmos dos laguistas ingleses, Wordsworth en especial, moi predispostos a deixárense levar polo principio asociativo, entre a sensación, a memoria e o pensamento. A emoción só importa se lembrada, desgastada, intelectualizada case para aí refundarse de novo como pálpito vivo. Outras veces a palabra deriva en alegato, como no memorable segundo poema da serie "Descriçom dos signos", correspondente ao primeiro libro do autor e centrado na desposesión, concepto e sentimento este moi presente en toda a producción de Penela, como tamén na de Rilke ou na de Celan, dous dos seus poetas máis admirados.
 
Contra a desposesión, a linguaxe. A linguaxe configura unha outra realidade que nos textos de Acaso o inverno se postula cunha dicción infrecuente hoxe á hora de construír o verso, musical sempre, ou de apañar sen débito arqueolóxico as vellas palabras da tribo, as case perdidas (urces, palmelas, greda, queira, ermanza, label, ámago...), para reintegralas na casa ferida do idioma de paso que se integra a referencia por elas designada. Esta é, claramente, unha poesía substantiva, unha poesía que nomea o mundo, unha porción do mundo, non excesiva, non dilatada, para así evidencialo e posibilitar a recuperación. Pero non só os substantivos cumpren tal misión afirmativa, non só as accións nin só as cualificacións. Non hai que contar só as palabras na súa combinatoria harmónica para fundamentaren a experiencia, senón esencialmente as actitudes, as disposicións, todo iso que aparece mencionado en varios lugares do libro como aprendizaxe, como esforzo demorado contra a negación. Eavan Boland escribiu na presentación dos seus Collected Poems algo que acae ben á poesía de Carlos Penela. Dixo que a partir de certa altura intentara que cada poema dos escritos por ela fose "a forceful engagement between a life and a language".

Neste sentido que intento expoñer, Acaso o inverno sería unha especie de cartografía íntima na que importa tanto a lenda, as claves interpretativas fornecidas ó pé dos mapas, como os propios mapas coas súas liñas e límites, co detalle menor que incorpora cómaros e ribazos, caínzos e searas, e aínda a fugacidade das sombras e dos labios, o rápido percorrido das nubes que pasan e pasaron. Eis a cartografía do que un poema do libro presenta como un incerto territorio. Aquí é onde se localizarán as converxencias menos dubidosas coa poesía coeva escrita en Galicia. En particular, por ter Penela tan presente a obra de Álvarez Cáccamo e a de Baixeras, moito máis penso que a propia dos poetas de menor idade, aínda que Paulino Vázquez ou Martín Veiga, anglófilos tamén, constitúan así mesmo posibles puntos de referencia.

O poeta de Acaso o inverno recoñécese na misión rilkeana da restitución, a que fundamentou as Elexías de Duino e abriu paso ó que a crítica denominou o espacio interior, no cal resultan impugnadas as limitacións da realidade histórica e trunfa a ollada totalizadora e transfiguradora do anxo, como un labirinto coñecido e desexado que permite a comunicación entre idades, entre pasado e porvir, entre vivos e mortos. Como o propio anxo, ese labirinto é fermoso e terrible ó tempo, "porque o belo non é senón / o comezo do terrible, xusto aquilo / que nós aínda podemos soportar", palabras iniciais da primeira elexía rilkeana. Insistirei aínda na inconveniencia de contemplar todo isto como unha especie de neomística.

A abstracción é asumida polo poeta como sinal de identidade do seu quefacer literario. Escribiu nunha autopoética as seguintes palabras: 
tento buscar [...] unha sorte de linguaxe tendente à abstracción, às elipses, así como o emprego tanxencial de imaxes con dimensións máis ou menos herméticas... enfrentando ou conxugando estes elementos cunha tensión formal intencionada e mesmo tamén coa própria indagación do noso idioma e das suas raiceiras.
Este designio, paralelo ó que sustenta as deep images de James Wright, déixase ver nos textos reunidos en caso o inverno, mesmo no libro como conxunto, talvez na deriva última dun periplo de decepcións sentimentais, morais, ideolóxicas... simbolizadas nunha rede de referencias a elementos naturais. O procedemento evidénciase con claridade en dous dos poemas da estraña e anticlimática serie final, de encaixe non doado coas dúas partes anteriores, pero á vez intensísima nos seus logros poéticos. Unha serie concibida como un feixe de homenaxes que ás veces non son plenamente explícitas, polo que os lectores deben complementalas coa súa experiencia para perfilaren quén sexa o destinatario de cada ofrenda. Sucesivamente, Rosalía, Kavafis, Pound, Constable, Bach e Otero Pedrayo. Os poemas en homenaxe a Pound e a Constable configúranse como transtextos, o primeiro por vía da traducción e o segundo por vía da écfrase. Traducir a Pound, por certo nun texto que á súa vez homenaxeaba a luz dos cadros de Vermeer, e fornecer unha descrición da pintura de Constable non constitúe de seu algo extraordinario. Pero si o é o xeito dese operativo nos textos de Carlos Penela, porque nalgunha medida informa da súa fábrica poética. Lemos os "Tres fragmentos sobre unha estampa de Constable", por exemplo, e non sabemos exactamente de qué obra se trata. Prima o indefinido, unha certa abstracción. Unha estampa, un texto. En realidade, trátase de todas as estampas, trátase dunha écfrase sobre o substrato común dos ceos e das nubes do pintor inglés, quizais un dos primeiros en pintar un cadro co suxerente título de "Estudio sobre nubes". A indefinición é tanto máis chamativa se observamos o carácter apostrófico do poema (p. 43), no que reaparecen outras das particularidades que nesta nota crítica se foron mencionando:
Contemplade o esbozo pálido
desta estación vencida,
a linfa do siléncio nestes ceus gretados,
toda a glória expoliada
que vibra ainda através do vento;
contemplade a cor endurecida e tráxica
que nos reserva o mundo,
a auséncia do mundo en lugar das palabras.
 
 
.
Entrada dedicada a Carlos Penela na Wikipedia

domingo, 9 de diciembre de 2012

Ao pé feito...


Unha boanova de ano vello. O novo traballo -ainda que con temas vellos- de 7 Luvas que podes descargar de balde ao pé deste post. Quen é 7 Luvas? Sen dúbida gran unha banda de culto. Xan, editor de Rock e Navallas cóntao moi ben...
UNHA LEMBRANZA MERECIDA: 7 LUVAS
Hoxe son un grupo de culto. No Barbanza fóronno dende o principio; dende que en Radio Noia se empezou a escoitar a historia de "Rula e Machotiño", transformando a musica de Dylan en unha épica novela onde se remexian trapicheiros, gardas civis, travestidos, mariñeiros e demais persoaxes coincidentes na extinta Via Rapida. 7 Luvas foi unha banda transformadora e revolucionaria no senso estricto da palabra. Primeiro polo risco sempre evidente de usar o galego no rock; despois por poñer en sonido versions dos grandes, dende o mentado Dylan, a Springsteen, Leonard Cohen, ou mesmo o "Zeca" Afonso; mais ainda porque non se sometian a unha versión en galego estrita do tema orixinal, senon que inventaban as historias facendo letras completamente diferentes as orixinais: adaptabanas a realidade cotián da rúa e das suas vivencias; pero cecais o mais perigoso fora que todos os seus traballos editados... NON SE VENDIAN nas tendas, senon no propio circuito das saas onde actuaban...para mais tarde, xa na era de Internet, poñer os seus discos a disposición de quen o quixera completamente de balde.Foi a principios dos 90 cando Fredy, non xa un seguidor de Dylan, senon cecais un dos mellores estudosos de todo o mundo da vida de Dylan, o que encarrilou o proxecto 7 Luvas; Fredy éra capaz de imitar perfectamente en galego a entonación, o xeito de interpretar, de moverse, de alongar as frases tal e como fai Dylan, sen que fora algo que estivera fora de ton; con Ramón a guitarra electrica, Manolo ao baixo, Luis a bateria, Sera multiinstrumentista e o propio Fredy a guitarra acustica estaban formados os 7 Luvas. Non sei si lembro ben, pero coido que no ano 91 conseguiron viaxar a Stockport,en Manchester para actuar en unha Convención Europea sobre Dylan.
Hoxe, escoitando os discos da banda, sorprende saber que toda a edición dos traballos fora artesanal e caseira, grababan na casa de Fredy co escaso equipo que tiñan; nembargantes si oides a versión de "Backstreets" (Calexons) de Springsteen captaredes o espiritu da orixinal dende outra perspectiva diferente a pesares de non perdervos no tema; "Na casa de Maruxa","Cheos de desazon", "Mariquiña·, son temas que estan presentes no seu primeiro traballo "Pirata", electrico e palpitante, intimista e solidario, fresco e sorprendente. Dous traballos mais, "Que tomas" gravado ao vivo, e "Nu", mais intimista completan a discografía oficial do grupo, ao que se engadiu posteriormente outro mais "A pé feito" grabado con temas de mediados dos 90. Todos os tedes a vosa disposición na paxina doa banda: http://www.7lvvas.net/ onde podedes ver e escoitar, asi como baixar e descargar todo o que queirades. Merece a pena. De verdade.

sábado, 8 de diciembre de 2012

En positivo...

NHU...

NHU é o acrónimo de: Unha Fermosa Noite (ao revés) e está inspirado no nome do grupo psicodélico de San Francisco It's A Beautiful Day. Detrás del escóndese un dos principais estandartes do rock progresivo español e un dos primeiros grupos de rock en utilizar o galego nas súas composicións.

Todo comeza no 74, Roberto Abal (guitarra), Tino Grandío (baixo eléctrico), Xosé Ferreiro Garea (batería,voz) e Xurxo Pérez (órgano Hammond) atopan local de ensaio ao ocupar unha casa deshabitada na estrada do sanatorio psiquiátrico de Conxo en Santiago de Compostela. Con influencias como Mahavishnu Orchestra, King Crimson, Frank Zappa, Yes ou Soft Machine a banda comeza a desenvolver as súas propias xeometrías sonoras, sempre nun ambiente de total liberdade creativa. Os cambios na formación foron unha constante ao longo da súa curta historia, así as tensións entre Roberto e Antonio Fernández Bretch terminan coa saída da guitarra, e o seu posto sería ocupado por Xoán Piñón ate que abandora a formación no 76 para terminar os seus estudos (no 77 ingresaría no grupo galego DOA); logo entraría Xulio Ferreiro. Pola banda tamén pasaron esporadicamente Ricardo Máiz (batería) e Cuchús Pimentel (guitarra).

Tiveron claro desde un principio que querían profesionalizarse, vivir da música, e para iso preparan un groso repertorio baseado en cancións populares, comezando a tocar en discotecas, festas, vodas e todo o que fose saíndo. Co diñeiro recadado foron facéndose cun bo equipo de son, columnas Marshall, Gibson Les Paul, Fender Jazz Bass... e comezaron a desenvolver o realmente importante, "A Obra", composicións de rock progresivo inminentemente instrumental moi próximas a Mahavishnu Orchestra e a Yes, nas que incluían elementos próximos ao folk como gaitas e violíns.

Entre o 75 e 76 os membros da banda son chamados a facer o servizo militar, o que provoca unha continua trasfega de entradas e saídas. En 1978 a formación: Roberto Abal, Tino Grandío, Xosé Ferreiro Garea, Xurxo Pérez e Xulio Ferreiro Garea grava o seu único disco con Zafiro, NHU (Zafiro / Novola, 1978). A pesar das moi boas críticas recibidas o disco non goza dunha boa distribución e as vendas son discretas. Ante a dificultade de dar saída á súa música, e aínda que teñen material para un segundo disco, o grupo sepárase ás portas dos 80.

Hoxe en día o vinilo é unha peza moi cobizada por coleccionistas de todo o mundo, alcanzando cifras desorbitadas nas casas de poxas por Internet. Actualmente os dereitos do disco son propiedade da multinacional BMG -que comprou RCA, que antes adquirira Zafiro- que no 2000 reeditou o disco en CD.

7 LUVAS, banda de culto irrepetíbel...

miércoles, 5 de diciembre de 2012

As guerras esquecidas: Congo...



Por Anjan Sundaram
FP Español - 27.11.2012

O sanguento conflito de RDC ameaza con transformar o mapa de África. Unha das maiores cidades do leste de Congo caeu en mans dunha poderosa forza rebelde, nunha guerra que quizáis redefina a rexión pero que provocou moi escasas reaccións políticas por parte da ONU, Estados Unidos e as potencias internacionais que tanto apoio dan a algúns gobernos veciños -en particular Ruanda, a nena consentida de Occidente e receptora de axuda- que apoian a violencia, segundo expertos de Nacións Unidas. Os combates desprazaron case a un millón de persoas desde o verán e a batalla pola cidade de Goma non é máis que o episodio máis recente nunha longa loita dos rebeldes sostidos polos ruandeses para controlar unha parte da República Democrática do Congo (RDC), un conflito no que están a gañar, sen a menor dúbida.

A guerra puxo de relevo así mesmo a ineptitude da misión onusiana encargada de manter a paz. Unha das maiores e máis custosas do mundo. AFP/Getty Images Rebeldes do M23 celebran o seu achegamento á cidade de Goma. O secretario xeral da ONU, Ban Ki Moon, chamou o sábado ao presidente ruandés, Paul Kagame, "para pedir que utilice a súa influencia con [os rebeldes] o M23 para tranquilizar a situación e impedir que continúen a súa ofensiva", segundo dixo o xefe das forzas de paz de Nacións Unidas. E o ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius, afirmou que a rebelión contaba co apoio de Ruanda e expresou o seu "grave preocupación". Con todo, desde entón, a violencia non fixo máis que empeorar. O Consello de Seguridade da ONU convocou unha sesión de urxencia, pero a súa condena da violencia, a súa demanda de que os rebeldes deteñan o seu avance cara a Goma e a súa insistencia en que os países estranxeiros deixen de financiar aos membros do M23 foron ignoradas. O Consello anunciou que ía sancionar ao M23 pero non fixo nin sequera mención de Ruanda, a principal potencia que axuda á rebelión. E mentres os combates intensifícanse, a misión da ONU no Congo dedícase a facer declaracións públicas contando que os habitantes da parte oriental do país teñen xa auga potable ao seu alcance. Unha combinación que produce unha imaxe de guerra totalmente surrealista. Os combatentes do M23, profesionais e ben equipados, talvez mellor preparados e organizados que calquera outra unidade rebelde do último decenio no país, fixeron unha extraordinaria demostración de forza para avanzar até escasos quilómetros da capital da provincia, Goma.

Os rebeldes non só aguantaron fortes bombardeos dos helicópteros de combate da ONU, senón que gañaron terreo ao mesmo tempo que obrigaban a retroceder ao Exército nacional congoleño noutras dúas frontes, segundo as informacións dispoñibles. A partir dese momento, os soldados e as forzas de paz de Nacións Unidas apartáronse do camiño dos rebeldes, o que permitiu ao M23 capturar grandes zonas de Goma practicamente sen atopar resistencia. Á hora da verdade, uns 3.000 soldados congoleños, apoiados por centos de militares das forzas de paz onusianas coa súa poder aéreo, foron incapaces de conter a uns cuantos centenares de membros do M23. Esta capacidade militar sen precedentes dos rebeldes do M23 nun país de milicias desorganizadas levou a moitos a opinar, con lóxica -apoiada polas conclusións dos expertos da ONU-, que Ruanda está a proporcionar armas, soldados e dirección militar aos rebeldes e que as ordes emanan directamente do ministro de Defensa ruandés, o xeneral James Kabarebe. Human Rights Watch di que posúe amplas probas documentais do paso de tropas ruandesas ao Congo para axudar aos combatentes do M23.

Tamén se acusa a Uganda de fornecer unha base política aos rebeldes, aínda que, a petición do Goberno de Congo, hai pouco pechou un paso fronteirizo que servira para fornecerlles diñeiro. Tanto Ruanda como Uganda son países relativamente ordenados -en agudo contraste con Congo-, cuns Executivos autoritarios consolidados, que reciben importante axuda militar e económica de Estados Unidos e Occidente. Eses apoios tan poderosos fan que os rebeldes poidan cumprir as súas ambiciosas ameazas. Cando caeu Goma, o portavoz do M23, tenente coronel Vianney Kazarama, sinalou que os rebeldes teñen intención de ?capturar unha boa parte do leste de Congo?, incluída o seu outra gran cidade oriental, Bukavu. Os rebeldes esixiron que o Goberno negocie con eles, sen especificar que é o que queren. Pero a Administración dixo que só está disposta a falar con Ruanda, ?o verdadeiro agresor?, e non cun grupo "ficticio" que serve de tapadeira. Por agora, os membros do M23 están reagrupándose en Goma. E é posible que haxa un interludio de calma na guerra, mentres as partes tratan de negociar. Agora ben, dada a historia dos rebeldes, no fondo, ao que aspiran é a un vello soño -un lugar propio en Congo oriental- que se volveu moito máis real coa captura da cidade. Ruanda gañou centos de millóns de dólares apoiando a grupos rebeldes que controlan as lucrativas minas congoleñas A situación parécese moitísimo a outro ataque contra Goma que levou a cabo fai catro anos Laurent Nkunda, un rebelde tamén apoiado por Ruanda que dirixía o grupo predecesor do M23 e que dixo que esperaba crear un país novo en Congo oriental, chamado a República dos Volcáns. Naquela ocasión houbo unhas 200.000 persoas desprazadas, mentres os combates achegábanse á cidade.

Ao final, Nkunda decidiu non capturar Goma e, durante as negociacións subseguintes, as súas forzas aceptaron disolverse e unirse ao Exército nacional congoleño. Con todo, na primavera pasada, algúns daqueles combatentes declararon que o Goberno incumprira as súas promesas e formaron o grupo rebelde M23. Tanto ás forzas do M23 como ás de Nkunda acusoullas de graves atropelos dos dereitos humanos, con violacións en masa (nun caso, de ao redor de 16.000 mulleres durante un fin de semana en Bukavu), matanzas e o recrutamento de nenos soldados. Bosco Ntaganda, un xefe do M23, é obxecto dunha orde de busca e captura do Tribunal Penal Internacional por recrutar nenos. Congo emitiu en 2005 unha orde de detención contra Nkunda por crimes de guerra, pero permanece encarcerado nun lugar secreto de Ruanda, que se nega a entregalo. O apoio de Ruanda á rebelión nace dunha mestura de simpatías históricas e intereses económicos. O M23 está composto no seu maior parte por combatentes tutsis, que representan a un grupo étnico historicamente marxinal no leste de Congo. Varios líderes do M23 e o grupo que lle precedeu loitaran xunto ao hoxe presidente de Ruanda, Kagame, que, como moitos dos seus máis estreitos colaboradores, tamén é tutsi. Logo está a inmensa riqueza mineral da zona, da que Ruanda beneficiouse de forma ilegal desde que invadiu Congo en 1996. Ruanda gañou centos de millóns de dólares -probablemente moito máis- apoiando a grupos rebeldes que controlan as lucrativas minas congoleñas e introducindo os minerais en territorio ruandés de contrabando para exportalos aos mercados mundiais. Tamén hai que ter en conta a historia. Moitos ruandeses, incluídos funcionarios do Goberno, opinan que o leste de Congo é unha parte legal de Ruanda, que se perdeu cando as potencias coloniais europeas dividiron o continente en 1885 e incorporaron esas ricas e fértiles terras a Congo.

Cren que o que fai o M23 é remediar esta inxustiza histórica, a pesar de que as leis internacionais estean na súa contra. A ministra ruandesa de Exteriores, Louise Mushikiwabo, subliñou esas simpatías o verán pasado, ao iniciar unha reunión diplomática privada sobre a rebelión do M23 mostrando un mapa da antiga Ruanda que abarcaba gran parte do leste de Congo, segundo contan varios diplomáticos que asistiron ao encontro. O argumento que pretendía deixar claro era que a historia da rexión é complexa, pero de aí a afirmar que Ruanda ten certo dereito sobre as terras de Congo non hai máis que un paso lóxico. Kagame, pola súa banda, permaneceu curiosamente calado desde o novo brote de violencia na súa fronteira, aínda que antes rexeitara todas as acusacións de que o seu país apoia aos rebeldes. E até agora, a pesar dos chamamentos internacionais, negouse a condenar a rebelión do M23. No entanto, os rebeldes insisten en que o seu movemento é puramente congoleño.

Kazarama, o portavoz do M23, sinalou que o seu movemento está a loitar contra "anos de mal goberno, a falta de servizos públicos e unha inseguridade constante". Cando lle preguntei onde obtivera o grupo o seu sofisticado material militar -a ONU sinalou que ten morteiros de 120 milímetros e mesmo lentes de visión nocturna-, Kazarama respondeu que o comprou el en "o mercado negro en Dubai" e repetiu que as armas "non procedían de Ruanda". A pesar de que recibe enormes cantidades de axuda dos países occidentais, Ruanda está a desempeñar un papel decisivo na desestabilización de Congo. A maior parte do territorio congoleño, a pesar de ser moi rico en minerais e ser vulnerable ao saqueo doutros países, vive nunha paz relativa. Pero a fronteira entre ambos os países é unha zona quente. A comunidade internacional prefire aceptar as negativas de Ruanda sobre a súa inxerencia en Congo e seguiu enviando preto de 1.000 millóns de dólares cada ano ao Goberno ruandés Aínda que os feitos contradinlle, Ruanda negou sempre calquera intervención en Congo. Cando o invadiu, nos 90, rexeitou as acusacións de que tiña unha presenza en territorio congoleño mesmo cando apareceron fotografías de Kabarebe -o actual ministro ruandés de Defensa e xefe supremo daquela operación- en Kinshasha xunto ao entón presidente de Congo, Laurent Kabila, a quen o seu pequeno veciño había levantado ao poder.

Durante anos, Ruanda tamén negou que apoiase ás forzas rebeldes de Nkunda, e posteriormente chamoulle e detívolle en segredo en territorio ruandés, onde permanece até día de hoxe. Agora, o presidente Kagame continúa negando -mesmo con indignación- a axuda do seu Goberno ao M23. O martes pasado, mentres os rebeldes facíanse co control da fronteira entre Congo e Ruanda -un feito que debería levantar preocupación-, as axencias de noticias informaban de que os soldados e policías ruandeses ?non parecían especialmente nerviosos e non había grandes reforzos visibles?. A comunidade internacional, historicamente, preferiu aceptar as vehementes negativas de Ruanda sobre a súa inxerencia en Congo e seguiu enviando preto de 1.000 millóns de dólares cada ano ao Goberno ruandés, que cobre case a metade do seu orzamento coa axuda externa. En xullo, con todo, varios Gobernos occidentais suspenderon a axuda exterior a Ruanda despois de que se desen a coñecer informacións de que proporcionaba armas á rebelión en Congo. Estados Unidos tomou a iniciativa e suspendeu 200.000 dólares de axuda militar (unha cantidade simbólica, posto que é unha mínima parte da súa verdadeira axuda).

Pero varios dos principais financiadores do país -como a Unión Europea, o Banco Mundial e o Banco Africano de Desenvolvemento, que en moitos casos envían o seu diñeiro directamente ao Tesouro ruandés- seguiron doando e prestando diñeiro ao Executivo e negáronse a condenar publicamente o apoio de Ruanda aos rebeldes, a pesar de que existen cada vez máis probas. En setembro, Gran Bretaña, que suspendera os seus pagos, volveu asignar 16 millóns de libras de axuda ao Goberno de Ruanda. Varios membros do Parlamento criticaron ao ex ministro británico de Desenvolvemento Internacional, Andrew Mitchell, que ten unha estreita relación con Kagame e cuxa labor benéfico no país recibiu os eloxios do presidente, e cualificáronlle de ?ministro deshonesto?, por autorizar esa axuda na súa última tarde no cargo. Outros países, entre eles Estados Unidos, insinuaron que se van a limitar a non prometer ningunha ?nova? axuda a Ruanda, pero que seguirán cumprindo as cantidades xa comprometidas, que se elevan a varios centos de millóns de dólares. En poucas palabras, a comunidade internacional parece remisa a presionar a Ruanda para contribuír a pór fin á enorme crise humana que está a se producir en Congo. Os países occidentais aseguran que presionar a Kagali podería aumentar a inestabilidade na rexión, a pesar de que este é un argumento intrinsecamente absurdo, dada a influencia desestabilizadora ruandesa no seu veciño, non só hoxe, senón durante toda a súa historia. Os doantes, ademais, teñen medo de perder o que consideran un país modelo para o desenvolvemento en África, aínda que cunha concepción do desenvolvemento estritamente económica.

Aínda que Ruanda experimentou un crecemento económico impresionante desde o xenocidio de 1994, o seu Goberno exerce unha grave represión e ten escaso respecto polos dereitos humanos. A última ofensiva contra Goma pon así mesmo de relevo que a forza de paz da ONU, con 17.000 membros, é insuficiente, formada na súa maioría por soldados procedentes de países pobres -no leste de Congo, son sobre todo de India, Paquistán e Bangladesh- que parten destinados a ese tipo de misións como recompensa polos bos servizos no seu país. Para moitos soldados, as dietas de Nacións Unidas representan o cuádruplo dos seus salarios habituais. Moitos deles están a aforrar o que gañaban coa súa misión en Congo para comprar unha casa ou para a educación dos seus fillos; "non habían ir a Congo a morrer". A ONU dixo que, cando o Exército congoleño abandonou Goma, non detivo aos rebeldes do M23 por temor a causar baixas civís. Pola súa banda, o ministro francés de Exteriores, Fabius, pediu que se revise a misión de Nacións Unidas no país e dixo que é "absurdo" que os rebeldes puidesen pasearse por diante dunhas forzas de paz inmóbiles. Mentres tanto, parece ser que os soldados de Congo e de Ruanda empezaron a bombardearse entre si, as primeiras hostilidades abertas entre os dous países desde hai anos. A continuación dos combates a primavera pasada acabou con varios anos de progreso gradual en Congo oriental, que gozaba dunha estabilidade relativa nas zonas próximas a Goma por primeira vez desde 1996. O famoso Parque Nacional de Virunga tiña cada vez máis turistas internacionais, desexosos de ver unha especie en perigo de extinción, o gorila de montaña, no seu hábitat natural. E Goma gozaba dun frenesí construtor, sobre todo de hoteis de moitos pisos.

O que parece xa claro é que os rebeldes do M23 fixeron un avance decisivo na súa campaña para facerse cunha parte do leste de Congo. Tamén o Estado ruandés está a actuar con convicción, sen retirar o seu apoio á rebelión a pesar dos repetidos chamamentos internacionais. E o Goberno sente máis envalentonado despois de que tivese éxito a súa candidatura a obter un posto no Consello de Seguridade da ONU, a pesar das probas cribles de que estaba a apoiar aos rebeldes. Na rexión está a empezar a falarse do nacemento dun novo case país, unha anexión ao estilo de Sudán do sur de toda unha zona rica en minerais pertencente a Congo. Resulta xa difícil imaxinar un final pacífico para este conflito e a que máis sufrirá será a poboación civil congoleña, como sempre. É moi pouco probable que os membros do M23 poidan volver integrarse no Exército nacional de Congo; a guerra destruíu a confianza. Pero se o M23 cae derrotado, os sentimentos contra as minorías de fala ruandesa no Congo se envenenarán aínda máis e quizá desemboquen en máis violencia. Non hai dúbida de que tanto os rebeldes como Ruanda son conscientes do órdago que lanzaron.