Un ‘bressol’ octogenario
El Joventut de Badalona cumple 80 años establecido como referente del buen trabajo de cantera.
Por Xavier Dale -La Vanguardia
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Tal día como hoy, hace ocho décadas, nacía en Badalona un club deportivo, la Penya Spirit of Badalona, que reunió a un grupo de amantes del deporte –fútbol, ciclismo, baloncesto- locales. En 1939, en los estertores de la Guerra Civil, el grupo cambió su nombre por Joventut de Badalona, y optó por los colores negro y verde como seña de identidad. En apenas nueve años ya se habían forjado las señas de identidad del que iba a ser un clásico del baloncesto español y europeo, y una referencia mundial del trabajo de categorías base.
A lo largo de 15 años (1940-1955), el Joventut –el nombre original del club, Penya, nunca se perdió: aún hoy los aficionados lo siguen empleando- fue creciendo como estructura, siempre con un ojo puesto en los jugadores locales, la cantera y la formación. Cuando en 1955 se constituyó la primera Liga de Baloncesto –la Penya ya se había hecho con una Copa del generalísimo en 1948- el Joventut fue uno de los equipos participantes en el torneo inaugural. Nunca ha dejado la elite, un honor que comparte con Real Madrid y Estudiantes.
En una época en la que el Madrid de Ferrándiz era una referencia española y europea, el Joventut, de la mano de Nino Buscató (1964-74), supo hacerse un hueco en la primera línea del baloncesto estatal: entre 1957 y 1980, siempre se clasificó entre los cuatro primeros equipos de la Liga Nacional. La Copa de 1969 y la Liga de dos años antes certificaron que la línea que seguía la Penya –jugadores de casa y un modelo definido de baloncesto- era la adecuada. La creación de su Escola de Básquet en 1973 puso el acento en la que debía ser la seña de identidad del club: el trabajo de cantera.
Una década después, y con Josep Maria Matraco Margall como líder, el Joventut ya se había hecho mayor. Una nueva Liga –la de 1978, lograda de la mano del genial Moka Slavnic- y la aparición de jugadores como Santillana permitieron que el club siguiera creciendo y que el representante deportivo de aquella pequeña localidad del Barcelonés inscribiera su nombre en Europa con letras de oro cuando el club celebraba su medio siglo de existencia al vencer en la final de la Copa Korac al Caserta. En aquella final, por cierto, disputó algunos minutos un chico de 16 años llamado a ser referencia en la historia verdinegra: Jordi Villacampa.
De la mano precisamente de Villacampa, el Joventut que creció tras ese bautismo europeo se hizo irremisiblemente grande. El talento de Rafa Jofresa y, más tarde, José Antonio Montero, se sumó al de Andrés Jiménez –fichado del Cotonificio- y al buen hacer del técnico Aíto García Reneses, una figura clave en la historia del baloncesto español. A lo largo de la década de los 80, el Joventut logró tres subcampeonatos de Liga, y coronó la década con una nueva Copa Korac, esta vez en 1990 y contra el Scavolini de los Riva, Magnifico y Costa. La llegada de Lolo Sáinz al banquillo verdinegro y la contratación de Ferran Martínez –formado en la cantera del Barça- llevó a la Penya a lograr sus dos primeras Ligas ACB (1991 y 1992) y a la final de la Euroliga de 1992, que enfrentó a los verdinegros con el Partizan de Belgrado, otra de las grandes canteras de Europa. Un triple en el último segundo de Sasha Djordjevic hizo imposible el sueño verdinegro de ser el mejor equipo del continente. Pero no hubo que esperar demasiado: dos años después, Tel Aviv era testigo de un triple de Corny Thompson que hacía al Joventut de Badalona campeón continental. La generación de los Villacampa y Jofresa, formada en la Escola de Básquet badalonina, había llegado a lo más alto.
A aquel éxito le siguió una década de frustración y problemas económicos. La Penya, un equipo ya habituado a jugar finales, pasó una década (1995-2005) lejos de los puestos de elite. La Copa de 1997 –año de la retirada de Villacampa- fue un oasis en una crisis que no halló remedio hasta el regreso de Aíto García Reneses al banquillo verdinegro y el surgimiento de figuras de la talla de Rudy Fernández o Ricky Rubio. En un lustro, la Penya recuperó toda su gloria al ganar tres títulos: Copa del Rey (2008), Copa Uleb (2008) y Eurocup (2006).
Hoy, el día que cumple 80 años, la Penya está, en el fondo, como siempre: trabajando con jóvenes para formar un equipo ganador, después de haber tenido que desprenderse de sus estrellas. Pero su modelo, alumbrado a principios de los años 30, sigue siendo válido: trabajo y cantera. En sus instalaciones, la Penya ha criado a los internacionales Villacampa, Andrés Jimenez, Rafa Jofresa, José Antonio Montero, Raül Lòpez, Àlex Mumbrú, Rudy Fernandez o Ricky Rubio, además de a jugadores reconocidos como Pau Ribas, Sergi Vidal, Albert Miralles, Albert Oliver o incluso el actual capitán del Regal Barça, Roger Grimau. Tanto talento, y tan bien cuidado. Ésa es, en definitiva, la esencia de la Penya. Y así, el ‘bressol’ del baloncesto ha llegado a octogenario.
Vea las fotos de la historia de la ‘Penya’
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