"Ás catro da mañá, nunca se sabe se é demasiado tarde, ou demasiado cedo". Woody Allen







domingo, 27 de enero de 2019

El Holocausto, ¿Sin judíos? Por Jon Iñarritu



Por Jon Iñarritu, Miembro de la Liga Internacional Contra el Racismo y el Antisemitismo y Senador de EH Bildu
El Diario Vasco - 27 de Enero de 2019
Hoy, 27 de enero, es el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto, instituido por la ONU en 2005. Durante este día, se llevarán a cabo un sinfín de actos institucionales y ciudadanos, lo que es enormemente positivo. Pero, planteo la siguiente reflexión pública: ¿es posible conmemorar Holocausto sin recordar a sus víctimas judías?

La elección de la fecha de hoy no es casual, rememora la liberación del campo de Auschwitz, ese que fue precisamente el mayor campo de exterminio del nazismo, donde perecieron más de un millón de personas, el 90% de ellas judías. Por ese motivo, se estableció este día para recordar el Holocausto (Shoah). Este genocidio es el mayor crimen que se ha cometido contra la humanidad. Supuso el exterminio deliberado y sistemático de 6 millones de judíos en Europa, 2 de cada 3 judíos europeos, 1/3 de los que existían en el mundo. Este exterminio industrial fue planificado en la Conferencia de Wannsee, diseñado por doctores universitarios en la Europa más culta en pleno siglo XX.
Es fundamental comprender algo que todavía no siempre se entiende bien: el Holocausto es el genocidio nazi del pueblo judío cuya causa fue el antisemitismo. Cabe añadir el exterminio nazi del pueblo gitano (Porrajmos). Es cierto que, además de las víctimas judías y gitanas, el terror nazi asesinó a personas de otras minorías, como discapacitados, homosexuales y cómo no, a disidentes y resistentes, como los antifranquistas deportados a campos nazis como Mauthausen. Por cierto, aprovecho para señalar que las instituciones no los homenajean y recuerdan cómo se debiera. Pero si bien, todas fueron víctimas del nazismo no todas lo fueron del genocidio (judíos y gitanos). Son hechos distintos y es crucial comprenderlo para entender la gravedad del Holocausto. Los nazis persiguieron a todos aquellos que no eran como ellos y no entraban en su proyecto totalitario, pero asesinaron a los judíos como su peor enemigo. Como bien resumió el superviviente y Premio Nobel, Elie Wiesel: “No todas las víctimas fueron judías, pero todos los judíos fueron víctimas”.
En la actualidad, existen días de conmemoración para cada colectivo de víctimas: el 27 de enero, es el día del Holocausto; el 8 y 9 de mayo, las Jornadas de Recuerdo y Reconciliación en Honor de Quienes Perdieron la Vida en la II Guerra Mundial; el 2 de agosto, el Día del Genocidio Gitano; el 23 de agosto, es el Día Europeo de Conmemoración de las Víctimas del Nazismo; y el 5 de febrero, en Cataluña es el Día Nacional del Exilio y la Deportación; entre otras fechas.
Dicho esto, es innegable que el 27 de enero, la práctica hace que no solo se recuerde a las víctimas judías y gitanas, sino que de manera inclusiva a todas las víctimas del nazismo. Personalmente, creo que el hecho de que se haga así es positivo y no implica inconveniente alguno. Cuando sí lo veo como problema es cuando ocurre lo contrario, cuando ni se menciona ni recuerda a los seis millones de judíos, o se diluye y difumina su genocidio entre las víctimas nazis, y es ahí donde quiero centrar mi reflexión.
En los últimos años, por motivos diversos, en algunos comunicados o actos institucionales de este día no se cita explícitamente a los judíos, ni se explicar el antisemitismo como causante del Holocausto. Algo que sucedió en el comunicado de la Casa Blanca en 2017 y fue noticia, pero que sigue ocurriendo en numerosos actos del Estado a día de hoy. Por si alguien creyera que esto no supone un asunto de mayor importancia, explicaré el por qué sí.
La Shoah desde el inicio fue un crimen que intentó ser ocultado. Los melancólicos del nazismo y los antisemitas profundos, siempre han intentado negar que se produjera el Holocausto, intentando reducir la muerte de los judíos al contexto de violencia de la II Guerra Mundial, con el socorrido argumento de que hubo más víctimas judías que no judías, obviando la planificación de aniquilamiento total de un pueblo y el resultado del mismo. Ante ese riesgo, la propia declaración de la ONU, señala en su punto 3: “Rechaza toda negación, ya sea parcial o total, del Holocausto como hecho histórico”. Por ello, cualquier conmemoración que no recuerde, no mencione, o diluya a las víctimas judías de la Shoah, precisamente en el día de su recuerdo, voluntariamente o no, estará relativizando u ocultando lo que fue el Holocausto y su causa, la judeofobia.
El antisemitismo sigue presente en nuestras sociedades. Si bien es cierto que, tras la Segunda Guerra Mundial, el odio antijudío se suele presentar escamoteado y no responde a un prejuicio racial o religioso tanto que político, sigue existiendo. Se siguen difundiendo libelos antisemitas como el del imaginario complot judío mundial y el control de los medios de comunicación, de Hollywood o del dinero. Tanto en prensa seria, como en viñetas o redes sociales se siguen observando mensajes que representan y difunden el falso mito de los judíos como ente homogéneo que trabajan en “lobby” conspirando y a los cuales se les puede acusar de todas las desgracias. Sin embargo, lo más grave es que a día de hoy, en Occidente, se siguen asesinando a judíos, por el hecho de serlo, como hemos visto en Pittsburgh, París, Bruselas, Toulouse, Dinamarca…
Por todo ello, recordemos lo ocurrido para que no se vuelva a repetir y, sobre todo, hago un llamamiento que se implementen políticas públicas en pro de la memoria y la educación del Holocausto, con el fin de luchar contra todos los discursos de odio al diferente. ¡Recordemos!

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