"Ás catro da mañá, nunca se sabe se é demasiado tarde, ou demasiado cedo". Woody Allen







lunes, 6 de diciembre de 2010

A sorrisa da controladora...




La sonrisa de la controladora
Fernando Ónega

La Voz de Galicia - 7/12/2010

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Este diario, La Voz de Galicia, publicó una fotografía muy elocuente en su portada del domingo: varios controladores aéreos salían con los brazos cruzados de su reunión en un hotel, entre el abucheo de sus víctimas. En primer plano, una mujer controladora sonreía ante la cámara. Quizá fuera el reflejo de la histórica frase de Isabel Pantoja a su entonces querido Julián Muñoz: «Los dientes, Julián, los dientes, que es lo que jode». Hay toda una técnica no escrita de enfrentarse a las cámaras, que consiste en sonreír. Sonríen mucho, por ejemplo, algunos políticos acusados de corrupción, cuando lo lógico sería que estuviesen indignados. Siempre me he preguntado por qué se reía tanto Francisco Camps, si estaban poniendo en duda su dignidad.

Sonreía la señora controladora, mientras los pasajeros que veía frente a ella tenían que pagar una noche en aquel mismo hotel, que ni querían ni habían buscado. Sonreían quizá muchos de sus compañeros que al fin habían conseguido lo que se habían propuesto en sus sueños de poderío, que era paralizar una parte del país. Sonreían al comprobar que tenían al Gobierno en un puño, obligado a tomar medidas sin precedentes, quién sabe si bordeando los límites de la ley.

Y ahora pueden sonreír ante nuestra clase política, que sigue dando el espectáculo. El aeropuerto de Santiago sufría cortes de tráfico, pero como Santiago queda en el culo del mundo y no tenemos un Guardiola que denuncie que «vivimos en un país llamado Galicia y pintamos poco», lo que seduce a los políticos es alegar que el decreto de horarios se aprobó en mal día. Los gallegos sufridores, como estamos acostumbrados, podíamos pasar el puente sin aviones. E incluso la Navidad. O que se vayan a Oporto, que ya saben el camino. Al fin y al cabo, ese día Rajoy estaba en Lanzarote.

Y sonreirán, seguro, con las demás declaraciones: esa oposición que se empeña en demostrar que el Gobierno es el responsable, no sea que gane en imagen de eficacia después de los votos perdidos. Ese Gobierno que está dispuesto a convencernos de que el culpable es Aznar, por el convenio aprobado durante su mandato. Ese José Antonio Alonso, que sugiere que hubo connivencia entre los rebeldes y el Partido Popular. O ese González Pons, que asegura que el decreto de horarios de José Blanco fue aprobado para disimular la retirada de los 426 euros a los parados? ¿Dónde y cuándo se ha visto tanta frivolidad y partidismo? Es para reírse, controladora. Es para carcajearse. Yo lo haría, porque, en este festival de palabras, no he escuchado una triste iniciativa sobre qué se hace al día siguiente del término de la vigencia del estado de alarma. Claro: los políticos no están para proponer; están para provocar.

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