"Ás catro da mañá, nunca se sabe se é demasiado tarde, ou demasiado cedo". Woody Allen







jueves, 9 de agosto de 2012

Algunhas palabras sobre o Ba’ath sirio (Alks “Gemeh Djeseret”)...

En estos últimos meses me he retirado para leer y estudiar, reflexionando sobre la naturaleza ideológica de los distintos regímenes políticos, empezando desde nuestra democracia hasta las dictaduras más totalitarias. A la vez, me he encontrado con posturas interesantes sobre un régimen en particular, que me ha sorprendido ante la buena imagen que presenta. Se trata, en efecto, del régimen ba’athista sírio.
Son dos ideas que me han dado sobre el régimen sírio. Primero, es un régimen “sin dientes”, en comparación con el fanatismo ba’athista de Saddam Hussein que, como todos sabemos, no sólo fue el causante de brutales genocidios contra la población kurda a la vez que shi’í, sino que también defendió políticas agresivas de expansión, intentando crear un “lebensraun” iraquí. El segundo es que la dictadura del ba’ath sírio no es “fascista”, sino que de hecho se ha sustentado de un apoyo popular y de una serie de partidos legalizados que se unen al apoyo del régimen (sin mucha otra opción).
No voy a deliberar mucho para dar argumentos muy detallados. Pero me gustaría indictar algunas opciones: me parece de una miopía sorprendente pensar que el régimen sirio “no tiene dientes” como el de Saddam Hussein. Todo lo contrario: el nacionalismo árabe sírio mantiene una ideología oficial de un “lebensraun” expansivo de la “gran Síria”, igual que el régimen nacional-socialista alemán del que sacó su inspiración fundamental. No se puede separar el ba’athismo árabe del nacional-socialismo alemán. Son un claro caso de régimen fascista por las siguientes razones:
  1. El nacionalismo árabe, a pesar de su naturaleza anti-imperialista, también ha nacido a partir de la importante influencia de obras provenientes de la Europa fascista, en particular Alemania, por lo que los ideólogos burgueses árabes desarrollaron esas ideologías nacionalistas. La visita del Haj Amin al-Huseyni, Gran Mufti de Jerusalén y líder del nacionalismo palestino entre los años 20 y 40, a Alemania en 1941 no es una mera coincidencia.
  2. El Ba’athismo tiene todos los aspectos del fascismo: culto a la personalidad del líder, estatismo jerarquizado, jingoísmo expansionista, ideología del “renacer nacional”, y sobre todo un apecto que define claramente el fascismo: la evasión de la “lucha de clases” con “lucha nacional”, en particular contra Israel. Esa “lucha nacional” es enseñada no sólo de punto de vista estatista (lucha contra la “ente sionista”), sino también con tintes raciales-étnicos, por los que enseñan las conspiraciones judías de los “Protocolos de los sabios de Sión” en las escuelas.
    La “externalización” de la lucha de clases es obvia cuando se crea un “movimiento nacional” de varios partidos. El caso de Alemania Nazi ha sido excepcional entre los fascismos, al promover una política de Partido Único. Pero los casos de Italia, España, China nacionalista, Japón y Chile bajo Pinochet son casos evidentes de tal actuación de fascismos.
  3. Un ejercicio de políticas imperialistas expansionistas, en particular el intento de invasión de Israel y Jordania en los 1970, y la cruel invasión y brutal ocupación del Líbano en 1976, ocupación que duró nada menos que 30 años seguidos, en todo el país. Esa ocupación incluyó masacres contra las minorías palestinas, pero eso es otra historia.


¿Por qué esa percepción de “fascismo benigno” entre distintas personas que miran al régimen de Síria? Uno podría decir que es resultado de una hipocrecía de distintos sectores “anti-imperialistas”, pero yo creo que es otra razón. Existe primero un racismo anti-árabe, al entender que los árabes son incapaces de las mismas maldades que nosotros, los blancos europeos. Son incapaces de leer y absorver las ideologías originarias en Europa occidental y central. Básicamente, esos que niegan el fascismo sírio, como el origen fascista del nacionalismo árabe, no quieren reconocer la capacidad de la burguesía árabe de leer las obras “complejas” de Europa. Esa discriminación se esconde detrás de un velo de lo políticamente correcto.
Segundo, la mayoría que defienden los regímenes fascistas árabes, como Siria, Egipto y Libia, tienen un claro carácter cínico. Lo hacen esencialmente porque odian a Israel, y poco más. No me imagino a alguien que no sea miembro de un partido como la Falange Española, el BNP británico, o los movimientos neo-nazis, defendiendo esos regímenes si no fuera por su rechazo de las políticas del Estado de Israel.
Pero eso es el peor desprecio que una persona puede hacer al mundo árabe. Esas personas hacen la vista gorda a regímenes fascistas que oprimen a sus propios pueblos de forma brutal, negando toda libertad de expresión y el desarrollo natural de la lucha de clases, sólo para ver cómo joden a Israel un poco más. Para esas personas, Israel es el fetiche freudiano de los pro-Assad de Europa y América: es el objeto obsesivamente poseído que permite aceptar una realidad traumática.

* Alks “Gemeh Djeseret” Per-aa  (8 Agosto 2010)

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