"Ás catro da mañá, nunca se sabe se é demasiado tarde, ou demasiado cedo". Woody Allen







sábado, 7 de febrero de 2015

A historia final de Franceska Mann (Franciszka Rosenberg-Manheimer)


Conta o xornalista Alberto Moyano no seu blog esta pequena/gran historia para min descoñecida ate agora:
“Con motivo del 70 aniversario este año de la liberación de Auschwitz por las tropas soviéticas, aquí va una pequeña historia poco conocida que aconteció en el campo de exterminio.
El 23 de octubre de 1943 llegó a Auschwitz II-Birkenau el llamado ‘convoy paraguayo’ con 1.700 judíos polacos, entre ellos, la bailarina Franceska Mann, que actuaba habitualmente en el club nocturno de Varsovia Melody Palace. Los alemanes les ocultaron que se encontraban en Silesia y en su lugar, les dijeron que estaban cerca de Dresde para ser intercambiados en Suiza por prisioneros. Antes, debían ser desinfectados, así que les llevaron a las falsas duchas que servían de antesala a la cámara de gas. Allí, como hacían habitualmente, les ordenaron desvestirse. 
Sin embargo, Franceska Mann lo hizo con parsimonia. De hecho, llevó a cabo un striptease. Se contoneó, se cimbreó, despojándose poco a poco de la ropa, con la mirada puesta en el guardia de la SS Josef Schillinger. Siguió bailando, al ritmo de una música que sólo ella oía en su cabeza, acercándose al por entonces ya embelesado y hasta obnubilado matarife. Y cuando Franceska lo tuvo pegado a su cuerpo, entonces, súbitamente, echó mano a su propio pie, se quitó uno de los zapatos y clavó el tacón de aguja en el ojo de Schillinger. Acto seguido, le arrebató la pistola y le descerrajó dos tiros en el estómago que le causaronla muerte. Un tercer disparo hirió al sargento de las SS Emmerich. De inmediato, acudieron refuerzos de las SS que ametrallaron a cuantos deportados se encontraban aún fuera de la cámara de gas, en la zona de vestuarios. No hubo supervivientes.
* Este episodio lo relata el superviviente del Sonderkommando Filip Müller en su libro de memorias, ‘Eyewitness Auschwitz – Three Years in the Gas Chambers’, y la menciona Claude Lanzmann en ‘La tumba del sublime nadador’ (Ed. Confluencias).”




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