"Ás catro da mañá, nunca se sabe se é demasiado tarde, ou demasiado cedo". Woody Allen







lunes, 30 de agosto de 2010

París, verán do 42...


Na madrugada do 16 de xullo de 1942, a policía da capital francesa fixo redadas contra os xudeus. Máis de 12.000 foron internados no Velódromo de Inverno en condicións deplorables. Todos eles remataron en Auschwitz. Deixovos aquí un artigo publicado no xornal El País do día 26.08.2010 asinado por J.Ernesto Ayala-Dip sobre ese día e a súa memoria.
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París sufrió un triste verano del 42 y no creo que lo pueda recordar con nostalgia. Se sabe que algunas ciudades del mundo arrastran un infierno colectivo en su memoria. En el Buenos Aires de los años setenta ese infierno existió, pero muchos de sus habitantes no se enteraron o no quisieron enterarse. Madrid y tantas ciudades españolas también lo sufrieron durante la inmediata posguerra. París sin lugar a dudas es dueño de un infierno apenas conocido. Probablemente todavía un infierno secreto para muchos parisienses de nuestros días.

No tengo la menor idea de qué pedagogía escolar haría falta para llenar esa laguna atroz. Y cuando hablo de pedagogía me refiero a una manera eficaz de inculcar en los ciudadanos la memoria sobre hechos horrorosos que llenan de vergüenza al género humano. No creo que se pueda resolver contándolo como se cuenta una heroica batallita del pasado. Ni con un monumento, ni con una placa en una plazoleta recóndita o con el nombre de una irrelevante calle.

La primera vez que asocié la ciudad de mis sueños de juventud con un ejemplo de barbarie histórica fue leyendo Dora Bruder, de Patrick Modiano. La segunda se produjo con la lectura de Velódromo de Invierno, de Juana Salabert. Y hubo una tercera vez: Suite francesa, de la novelista de origen ruso Irène Némirovsky. Aquella desdichada jornada tiene una fecha y hora exactas: 16 de julio de 1942 a las cuatro de la madrugada. Y un lugar preciso: el Velódromo de Invierno de París (distrito XV). ¿Qué ocurrió ese tórrido día? Miles de judíos fueron conducidos al Velódromo de Invierno. Después de ser internados en condiciones humillantes, se los condujo a Auschwitz. Unos 4.000 eran niños menores de 16 años.

Hagamos un poco de historia. Es evidente que en Francia las condiciones estaban dadas. Una tradición antisemita que venía de lejos en toda Europa. Esa fuerte corriente antisemita, por ejemplo, hizo que la residencia de intelectuales judíos extranjeros en París durante entreguerras no fuera todo lo hospitalaria que se esperaba (de los 270.000 judíos que había en Francia en 1940, 170.000 eran extranjeros). En un ensayo sobre esta cuestión (la de los exiliados judíos en la Ciudad Luz) uno de ellos comentaba que en cinco años no había logrado que ningún parisiense (gentil) lo invitara a cenar a su casa.

Pero eso era una cosa y otra exponencialmente muy distinta la inhumana y trágica decisión de acabar con todos los judíos de Francia. En términos de logística, dicha decisión se había tomado el 20 de enero de 1942, en una villa a orillas del lago Wansee, en Alemania. Ese todavía bucólico lago es una zona de esparcimiento para los berlineses de hoy. En medio de una espesa arboleda, se llega a la villa de mediocre arquitectura. Entre sus paredes se decidió la Solución final al problema judío (Endlösung der Judenfrage, en alemán), con sus respectivos protocolos para llevarla milimétricamente a cabo. La unidad alemana responsable de la iniciativa recayó en la sección IVB4 de la Gestapo, dirigida a la sazón por Adolf Eichmann, cuyos delegados de las SS Theodor Danneck, Heinz Rothke y Alois Brunner (probablemente muerto en Damasco en los años noventa), dieron la orden a la policía francesa, con el beneplácito del Gobierno de Vichy, para iniciar la operación llamada Viento Primaveral, que haría que 12.884 judíos fueran arrestados (4.051 niños; 5.802 mujeres; y 3.031 varones, ciudadanos franceses que habían sido condecorados, algunos de ellos, en la I Guerra Mundial).

Los gendarmes y policías franceses (9.000) se afanaron en perfeccionar la redada hasta su máxima crueldad. Cien prisioneros se suicidaron.

Un amigo holandés me contó un día que había propuesto a un colega extranjero un paseo por Ámsterdam. Bordeando los canales, llegaron casi sin pretenderlo (aunque eso no podría asegurarlo, acotó freudianamente mi amigo) a la casa de Ana Frank. A la puerta del legendario domicilio, se agolpaba una larga cola de visitantes. Ante la disyuntiva de hacer la cola o seguir caminando, el colega catedrático le contestó a mi amigo que preferiría proseguir la ruta, entre otros motivos, se disculpó, porque estaba un poco cansado del tema "judío". "Lo dijo con tanta educación y flema que llegué casi a convencerme de que el tema judío podía realmente llegar a cansar", comentó mi amigo. "Es evidente que mi colega no era antisemita. Pero practicaba esa distancia, indiferencia y desapego, que mucho me cuesta no interpretar como, sin nunca serlo, a la connivencia con el antisemitismo", reflexionó dolido.

Por mi amigo holandés, que no es judío, supe de la existencia del libro de Modiano. En el verano del 42, en París, desapareció la adolescente judía Dora Bruder. El escritor francés encontró, años después en un diario de la época, una nota donde sus padres rogaban a quien supiera algo de su hija que se pusieran en contacto con ellos. El mismo 16 de julio es arrestada Irène Némirovsky y conducida al siniestro velódromo (derruido en 1957). Quién sabe si Dora e Irène se conocieron. De Dora Bruder, Modiano no pudo averiguar nunca su último paradero. Irène Némirovsky murió gaseada el 17 de agosto del mismo verano.

¿Importó a alguien aquellas redadas antisemitas? No importó a casi nadie, salvo, todo hay que decirlo, a algunos parisienses de bien que se jugaron la vida protegiendo a sus conciudadanos judíos. Pero en general, todo el mundo siguió en lo suyo. Se denunció a cambio de prebendas. Escritores de la talla literaria de Céline ya se sorprendían en 1941 de que los soldados alemanes no mataran a tiros por las calles a los judíos.

Si uno lee La agonía de Francia, de ese gran periodista que fue el andaluz Manuel Chaves Nogales, verá que en sus páginas se describen con sorprendente lucidez, en el momento exacto de los hechos observados, la escasez moral de la mayoría de parisienses, y sobre todo la falta de entereza de su burguesía, clase solo atormentada por el temor a que no la dejaran acudir a sus habituales cabarets para bailar la danza de moda en esos días, como si nada luctuoso se cerniera sobre su ciudad. Sobre su país. Y sobre Europa.

El 22 de julio, es decir seis días después de la detención de Némirovsky, un oficial de la Wehrhmacht visita el estudio de Pablo Picasso. Toman café y hablan sobre todo de los paisajes en En los acantilados de mármol, novela del oficial. El oficial posee una vasta cultura y acusa cierta incomodidad cuando una tarde ve a tres chicas judías con la estrella de David cosida en sus estivales mangas, aunque esa imagen no le dice nada, ni le impele a abandonar su unidad ni le presagia la inminente hecatombe. Una lacerante casualidad hace que el mismo día que muere asesinada Némirovsky en Polonia, el mismo oficial de la Werhrmacht tome el té (cada infusión según las circunstancias) con la esposa del escritor y antisemita confeso Paul Morand.

El verano del 42 las terrazas de los cafés parisienses estaban llenas de gente satisfecha con su vida. Los enamorados no judíos podían, bajo los cielos encendidos de París, hacerse promesas de amor eterno. Los artistas, proseguir su sublime obra. Se seguían también haciendo negocios, algunos muy espirituales, como el que planeó el editor Gaston Gallimard: pujar el 20 de enero del mismo año por la adquisición de la editorial Calmann-Lévy, cuyos anteriores propietarios eran judíos.

En 1995, Chirac reconoció la responsabilidad francesa. Hace unos meses se preestrenó en París el film La rafle, del director galo de origen catalán Roselyn Bosch, donde se narran estos dantescos hechos.

Que Israel esté gobernado actualmente por la derecha mas reclacitrante, con el soporte del ala más intolerante y fundamentalista de sus religiosos, no obliga a ignorar aquel verano del 42. Tampoco en su nombre, a justificar cualquier tipo de avasallamiento, llámese asentamientos o ataques preventivos. Pero ese ignominioso verano existió. Y solo para los judíos.

domingo, 22 de agosto de 2010

Facebook na vida real...

Os franceses Orelsan e Toxic Avenger presentan un video musical levando Facebook á vida real, engadindo como "amigas" a todas as tias boas que se van atopando pola rúa...

sábado, 21 de agosto de 2010

80 anos non son nada...


Un ‘bressol’ octogenario
El Joventut de Badalona cumple 80 años establecido como referente del buen trabajo de cantera.

Por Xavier Dale -La Vanguardia

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Tal día como hoy, hace ocho décadas, nacía en Badalona un club deportivo, la Penya Spirit of Badalona, que reunió a un grupo de amantes del deporte –fútbol, ciclismo, baloncesto- locales. En 1939, en los estertores de la Guerra Civil, el grupo cambió su nombre por Joventut de Badalona, y optó por los colores negro y verde como seña de identidad. En apenas nueve años ya se habían forjado las señas de identidad del que iba a ser un clásico del baloncesto español y europeo, y una referencia mundial del trabajo de categorías base.


A lo largo de 15 años (1940-1955), el Joventut –el nombre original del club, Penya, nunca se perdió: aún hoy los aficionados lo siguen empleando- fue creciendo como estructura, siempre con un ojo puesto en los jugadores locales, la cantera y la formación. Cuando en 1955 se constituyó la primera Liga de Baloncesto –la Penya ya se había hecho con una Copa del generalísimo en 1948- el Joventut fue uno de los equipos participantes en el torneo inaugural. Nunca ha dejado la elite, un honor que comparte con Real Madrid y Estudiantes.


En una época en la que el Madrid de Ferrándiz era una referencia española y europea, el Joventut, de la mano de Nino Buscató (1964-74), supo hacerse un hueco en la primera línea del baloncesto estatal: entre 1957 y 1980, siempre se clasificó entre los cuatro primeros equipos de la Liga Nacional. La Copa de 1969 y la Liga de dos años antes certificaron que la línea que seguía la Penya –jugadores de casa y un modelo definido de baloncesto- era la adecuada. La creación de su Escola de Básquet en 1973 puso el acento en la que debía ser la seña de identidad del club: el trabajo de cantera.


Una década después, y con Josep Maria Matraco Margall como líder, el Joventut ya se había hecho mayor. Una nueva Liga –la de 1978, lograda de la mano del genial Moka Slavnic- y la aparición de jugadores como Santillana permitieron que el club siguiera creciendo y que el representante deportivo de aquella pequeña localidad del Barcelonés inscribiera su nombre en Europa con letras de oro cuando el club celebraba su medio siglo de existencia al vencer en la final de la Copa Korac al Caserta. En aquella final, por cierto, disputó algunos minutos un chico de 16 años llamado a ser referencia en la historia verdinegra: Jordi Villacampa.


De la mano precisamente de Villacampa, el Joventut que creció tras ese bautismo europeo se hizo irremisiblemente grande. El talento de Rafa Jofresa y, más tarde, José Antonio Montero, se sumó al de Andrés Jiménez –fichado del Cotonificio- y al buen hacer del técnico Aíto García Reneses, una figura clave en la historia del baloncesto español. A lo largo de la década de los 80, el Joventut logró tres subcampeonatos de Liga, y coronó la década con una nueva Copa Korac, esta vez en 1990 y contra el Scavolini de los Riva, Magnifico y Costa. La llegada de Lolo Sáinz al banquillo verdinegro y la contratación de Ferran Martínez –formado en la cantera del Barça- llevó a la Penya a lograr sus dos primeras Ligas ACB (1991 y 1992) y a la final de la Euroliga de 1992, que enfrentó a los verdinegros con el Partizan de Belgrado, otra de las grandes canteras de Europa. Un triple en el último segundo de Sasha Djordjevic hizo imposible el sueño verdinegro de ser el mejor equipo del continente. Pero no hubo que esperar demasiado: dos años después, Tel Aviv era testigo de un triple de Corny Thompson que hacía al Joventut de Badalona campeón continental. La generación de los Villacampa y Jofresa, formada en la Escola de Básquet badalonina, había llegado a lo más alto.


A aquel éxito le siguió una década de frustración y problemas económicos. La Penya, un equipo ya habituado a jugar finales, pasó una década (1995-2005) lejos de los puestos de elite. La Copa de 1997 –año de la retirada de Villacampa- fue un oasis en una crisis que no halló remedio hasta el regreso de Aíto García Reneses al banquillo verdinegro y el surgimiento de figuras de la talla de Rudy Fernández o Ricky Rubio. En un lustro, la Penya recuperó toda su gloria al ganar tres títulos: Copa del Rey (2008), Copa Uleb (2008) y Eurocup (2006).


Hoy, el día que cumple 80 años, la Penya está, en el fondo, como siempre: trabajando con jóvenes para formar un equipo ganador, después de haber tenido que desprenderse de sus estrellas. Pero su modelo, alumbrado a principios de los años 30, sigue siendo válido: trabajo y cantera. En sus instalaciones, la Penya ha criado a los internacionales Villacampa, Andrés Jimenez, Rafa Jofresa, José Antonio Montero, Raül Lòpez, Àlex Mumbrú, Rudy Fernandez o Ricky Rubio, además de a jugadores reconocidos como Pau Ribas, Sergi Vidal, Albert Miralles, Albert Oliver o incluso el actual capitán del Regal Barça, Roger Grimau. Tanto talento, y tan bien cuidado. Ésa es, en definitiva, la esencia de la Penya. Y así, el ‘bressol’ del baloncesto ha llegado a octogenario.
Vea las fotos de la historia de la ‘Penya’


jueves, 19 de agosto de 2010

Un partido "amigable"...

Lamentable batalla campal no "amigable" entre Grecia e Serbia, que tivo que ser suspendido. Fotsis e Teodosic empezaron unha broca na que Schortsianitis e Keselj foron protagonistas e que concluíu, como o partido, cando Krstic estampou unha cadeira sobre Bouroussis. O tal "amigable" entre Grecia e Serbia acabou en algo máis que unha igualada contenda deportiva: os dous equipos encerelláronse nunha vergoñenta tangana obrigando aos colexiados a suspender o encontro con dous minutos ainda o final e 74-73 para os helenos. Todo empezou cunha disputa entre Fotsis e Teodosic, rivais a nivel de clubs con Panathinaikos e Olympiacos; o grego debeulle dicir algo que acendeu a Teodosic, que lle deu un guantazo. Fotsis reaccionou e empezou a batalla, chovendo puñadas e patadas. Entre outros momentos indescritibles, pódese destacar unha durísima hostia de Keselj a Tsartsaris, a cinco xogadores serbios e algún que outro grego suxeitando sen moito éxito a Schortsianitis ou Fotsis placando a xogadores rivais. A situación acendeuse con Bouroussis e Schortsianitis seguindo a Nenad Krstic de xeito ameazante e levando á situación máis lamentable: o pivot serbio estampoulle unha cadeira na cabeza a Bouroussis, provocándolle un profundo corte e o cabreo global. O partido tivo que ser suspendido e segundo informa sport.gr os colexiados explicaron na acta que "houbo incidentes" pero sen mencionar nomes específicos. Así mesmo, a citada web grega afirma que a pelexa continuou logo no vestiario.


lunes, 16 de agosto de 2010

¡La felicidad a-a-a-a!...



La revista Forbes continua publicando sus gustadas y también polémicas listas. Esta semana llegó el turno de conocer cuales son los países más felices del planeta. Las naciones elegidas tienen varios aspectos en común: sus economías son estables y su nivel adquisitivo es alto; por esas razones sus habitantes disfrutan vivir en ellas. Créase o no, Israel empata el 8° lugar con Canadá, Suiza y Australia.

Eso sí, Israel superó con creces a sus vecinos menos felices: Jordania 52, Líbano 73, Egipto y Siria 115 y los territorios palestinos en el lugar 88 de la lista. Además, para tener una noción de nuestra dicha, bienestar y prosperidad, vale la pena tomar en cuenta que Estados Unidos figura apenas en el 14° lugar e Inglaterra en el 17. ¿Alguien todavía necesita un green card?

Pero lo inexplicable de nuestra inmensa algarabía es que el estudio mostró que esa felicidad estaba altamente correlacionada con una ubicación regional privilegiada. Eso suena lógico cuando se trata de los países escandinavos que se encuentran en los primeros lugares. Más sorpresivo es cuando se refiere a nosotros que vivivmos rodeados por Hezbolá, Hamás, la Yihad Islámica, la Hermandad Musulmana y Al Qaeda, entre otros, y donde cada vez que hay vacaciones los servicios de seguridad nos advierten para que no viajemos a Sinaí, Jordania, Turquía o Egipto. Ahora resulta que, a pesar de todo este paquete, estamos locos de contentos.

Entonces, si dejamos de lado el conflicto con los palestinos, el terror islámico, el proyecto nuclear iraní, los misiles que caen en el norte y en el sur, una guerra cada dos años, las broncas entre laicos y ortodoxos, las condenas de la ONU, las flotillas humanitarias, Gaza, las colas en los bancos y la corrupción de nuestros políticos, ¿qué diablos nos hace tan felices?

Es verdad que nuestra economía es moderna y competitiva, que somos una potencia mundial tecnológica, que tenemos libertad de expresión e igualdad de oportunidades, entre otras cosas. Pero hay algo que realmente nos lleva a desbordar alegría.

La selección nacional de fútbol israelí nunca participa en el Mundial. Al ser Israel un estado constituido por inmigrantes llegados de todos los confines de la tierra, esto posibilita que podamos alentar a nuestras selecciones de origen sin necesidad de pecar de antipatriotismo, o bien estar a favor del equipo de turno cuyo país no nos condena constantemente de genocidas o imperialistas. ¿Que más se puede pedir?
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Deixovos cun paseo polo Boulevard Ben Gurion de Tel Aviv

domingo, 15 de agosto de 2010

Condorito...


Homenaxe ao xenial e inesquecíbel Condorito. De quen o Iñaki atinadamente di: " Condorito es un personaje de un país de matriz campesina y que coserva esos valores. Hoy en Chile, las nuevas generaciones no entienden a Condorito, no se vende. Un último intento por moderizarlo fracasó, al igual que una película de dibujos animados "de monitos", que fracasó. En Condorito había solidaridad, revalorización de lo popular e incluso del habla barriobajera. El personaje que representaba el capitalismo, la chulería urbana, era un argentino llamado Pepe Cortisona, con sus cochazos y sus dientes blancos y relucientes. Era el enemigo de Condorito. Hoy un Pepe Cortisona, chilenizado, o mejor Yankilanizado, sería el ídolo".

sábado, 7 de agosto de 2010